El tercer pasajero del auto en que murieron dos hombres, la noche del jueves en el segundo anillo de Circunvalación, se salvó de morir porque logró esconderse malherido en una alcantarilla al borde de la calle asfaltada. Un buen samaritano lo recogió ocho horas después y lo llevó a un centro hospitalario privado donde se recupera.
En la emboscada fueron acribillados Óscar Guillermo Galindo Paz, 42, y Alcides Evelio Cortés López, menor de edad y jugador de fútbol del equipo Leonardo Villegas de Quimistán, Santa Bárbara. Presuntamente, conocían a sus asesinos porque se habían citado en ese oscuro lugar, donde les entregarían una importante cantidad de dinero, pero en vez de eso recibieron una andanada de balazos, informó un hermano del sobreviviente.
El propietario del carro Toyota modelo 86 es Luis Alonso Cruz Benítez, comerciante residente en la aldea El Carmen, informó el jefe de la sección de Homicidios de la Dnic sampedrana. Benítez sería el jefe del sobreviviente, de acuerdo con su hermano, que lo estaba buscando cerca del lugar del doble crimen.
Vivo de milagro
Esteban, un pintor de autos de 45 años, sobrevivió milagrosamente al fatídico ataque porque se hizo el muerto al recibir un balazo que sólo le rozó superficialmente el cráneo y otro en la pierna. Aprovechó la oscuridad de la noche para esconderse en el monte y se arrastró hasta una alcantarilla de aguas lluvias, se metió en ella y desde allí llamó a su hermano a medianoche. Ayer por la mañana, su hermano y otro pariente comunicaron el hecho a la Policía del barrio Sunseri y un equipo de la prensa los acompañó al lugar del crimen nocturno.
Se halló la alcantarilla donde se ocultó Esteban. Allí se encontraba la camisa ensangrentada y la gorra del sobreviviente con un balazo que la cruzaba de lado a lado.
Los hechos
El jueves a eso de las siete de la noche, Óscar Guillermo Galindo Paz y el menor Alcides Evelio Cortes López fueron emboscados en el segundo anillo de Circunvalación, cerca del acceso a la residencial Campisa.
Una patrulla de la Policía del sector llegó al lugar del crimen y el subinspector a cargo lamentó no haber llegado minutos antes porque los encontraron en estado agónico. Los agentes intentaron auxiliarlos pues cuando vieron el auto con las luces encendidas y a los occisos en el pavimento, pensaron que estaban reparando el carro.
“Nos asustamos cuando vimos el charco de sangre”, dijo el subinspector Rodríguez, que comandaba la patrulla.
Cortina de humo
Se descarta como móvil el robo porque el carro fue registrado y los occisos tenían sus billeteras, pero sin dinero. Sin embargo, llamó la atención que el auto tenía la tapadera del motor levantada, como si el carro se hubiera parado por un desperfecto mecánico.
Según el testimonio Esteban, ellos llegaron al lugar, un sitio muy oscuro y alejado de la ciudad, porque los homicidas los citaron ahí para pagarles el dinero que supuestamente le deben a su jefe, propietario del carro emboscado.
Parientes de Esteban solicitaron protección policial para él, ya que su vida corre peligro porque “seguramente los homicidas lo buscarán para matarlo”, dijeron.
El estado de salud es estable y está fuera de peligro, informaron en la clínica donde lo atienden.