Tegucigalpa, Honduras.
En el instituto Saúl Zelaya Jiménez, el territorio está marcado por un grupo criminal que impone sus propias reglas e intimida a estudiantes y maestros con acciones violentas.
Asesinatos de estudiantes y agresiones contra profesores son, entre otros, los actos que realizan miembros del grupo delictivo que, según la Policía, podrían estar infiltrados como alumnos.
Las autoridades educativas del centro manejan que las acciones han sido cometidas por antisociales que ingresaban antes de que hubiese presencia militar. Además, son ellos los que deciden quiénes pueden ser alumnos del colegio y a los que no quieren ni ver en las aulas de clases.
Las muertes de estudiantes ocurridas desde el año pasado hasta la fecha son el resultado de una guerra por pelea de territorio que ha declarado la pandilla 18, de la Flor del Campo, contra la MS-13, de la colonia Las Torres.
En el instituto Saúl Zelaya Jiménez, el territorio está marcado por un grupo criminal que impone sus propias reglas e intimida a estudiantes y maestros con acciones violentas.
Asesinatos de estudiantes y agresiones contra profesores son, entre otros, los actos que realizan miembros del grupo delictivo que, según la Policía, podrían estar infiltrados como alumnos.
Las autoridades educativas del centro manejan que las acciones han sido cometidas por antisociales que ingresaban antes de que hubiese presencia militar. Además, son ellos los que deciden quiénes pueden ser alumnos del colegio y a los que no quieren ni ver en las aulas de clases.
Las muertes de estudiantes ocurridas desde el año pasado hasta la fecha son el resultado de una guerra por pelea de territorio que ha declarado la pandilla 18, de la Flor del Campo, contra la MS-13, de la colonia Las Torres.