30/04/2024
12:50 AM

Nombres de las internas heridas en la reyerta en Cefas

Una de las sobrevivientes contó que fue atacada por otras mujeres que entraron al módulo con armas AR-15.

Tegucigalpa, Honduras.

Cinco privadas de libertad ingresaron de emergencia al Hospital Escuela de Tegucigalpa luego de la reyerta ocurrida en el Centro Femenino de Adaptación Social (Cefas).

Ellas responden a los nombres de Evelyn Sarai Castillo (24), Delmi Sarai Fúnez González (24), Oneyda Gricelda Mejía Alemán (25), Aleyda Dinora Lagos Portillo (31), Heminia Maricela Mejía Tejada (33), Sonia argentina Gutierrez (62) y Liliana yamali Barahona Valdez (30).

De acuerdo con la información de los médicos que las atendieron, ellas tienen heridas provocadas con objetos contusos y armas de fuego.

Una de las sobrevivientes, mientras esperaba su ingreso, reveló cómo se originó el caos en el centro penitenciario femenino. “Solo se metieron en el módulo con una AR-15”, reveló entre sollozos por el fuerte dolor que padecía.

Posteriormente, afirmó que fueron reclusas de la pandilla Barrio 18 quienes ingresaron a las celdas. De acuerdo con información preliminar, la reyerta fue entre las reclusas de la Mara Salvatrucha y de la pandilla Barrio 18.

Mujer siendo socorrida por elementos de la Policía.

Supuestamente, las pandilleras encerraron a las mujeres rivales e incendiaron los módulos con ellas dentro. Testigos afirman que se oían gritos de desesperación y que las reclusas atrapadas intentaron subirse por las paredes para salvarse.

El jefe de Operaciones del Cuerpo de Bomberos, Óscar Triminio, dijo a periodistas que el fuego y el motín “ya están controlados”.

Las autoridades hondureñas anunciaron el pasado 18 de abril un conjunto de medidas para poner orden en las cárceles del país que implican el bloqueo de llamadas de celulares, un desarme real de los presos y la clasificación de los reos por peligrosidad.

Desde abril, una decena de tiroteos o enfrentamientos se han registrado en las cárceles de Honduras, donde impera la sobrepoblación y el hacinamiento, la falta de instalaciones físicas adecuadas y seguras para el alojamiento de los reclusos, y las condiciones de higiene y salubridad son deplorables.