Puerto Cortés, Honduras.
Cuando Rambo de León entró en la sala donde estaban siendo velados los cuerpos de Manrique Amador y su esposa Greysi Bardales se fue directo al ataúd de su amigo y se puso a llorar.
Balbuceó palabras que los presentes no lograron entender, pero era evidente que se trataba de un adiós al “alero” con el que compartió momentos de gloria en las lides del fútbol. Dentro de aquella caja barnizada estaba inerte el cuerpo del amigo al que el mismo Rambo llevó a Italia y lo metió a jugar a equipos de la tercera división; pero Manrique no estaba destinado a ser estrella de fútbol, sino representante de estrellas.
“Gracias con toda mi alma por los años que vivimos en Italia. ¡Qué dolor, primo, qué dolor!, todavía recuerdo ese gol que te dediqué, fue mi regalo de cumpleaños”, escribió después en su Facebook el exvolante del Platense.
Mientras miraba la
fotografía de Manrique sobre el catafalco en medio de arreglos florales, Rambo sin duda recordaba los tiempos de Navidad en que se vestía de San Nicolás para acompañar a su “primo” a llevarle provisiones a familias pobres de Puerto Cortés.
Ese gesto humanitario de Manrique no era muy conocido por los amantes del fútbol, quienes lo identificaban más por su trabajo de representante de jugadores, autorizado por la Fifa.
Rambo y el veloz Edgard Álvarez eran dos de sus amigos con los que más se relacionaba en Puerto Cortés. Álvarez lo visitaba con frecuencia en su casa de Cieneguita cerca de la cual el agente de futbolistas fue acribillado junto a su esposa la noche del viernes 28 de octubre.
Sujetos agazapados en las sombras de la noche los esperaron armados de ametralladoras AK 47 y de fusiles R 15, frente al cementerio amurallado de Cineguita, para matarlos, quién sabe por qué.
El estruendo de las ráfagas lo escuchó el hermano menor de Manrique, Cristian Cárcamo, quien se había quedado en la casa con los dos niños de la pareja y una empleada. Para Cristian, Manrique había sido como su padre, pues le dio protección desde que era un niño. “Nos íbamos con él a cortar leña por puro hobby o a cazar iguanas en verano”, dijo el muchacho.
Una de las cualidades culinarias que más le admiraba era la de hacer deliciosas comidas a base de pastas, lo cual aprendió durante la temporada que vivió en Italia. Allí también aprendió a manejar la representación de reconocidos futbolistas de Honduras y otros países. Atrás habían quedado los tiempos en que se ganaba la vida trabajando como taxista en las calles del puerto.
Manrique ya era reconocido en el mundo del fútbol cuando conoció a la inquieta Greysi Bardales con quien se casó en un restaurante frente al mar. Ambos coincidían en que querían ser velados en forma sencilla y enterrados en el cementerio de Cieneguita. Sus deseos fueron cumplidos.
Cuando Rambo de León entró en la sala donde estaban siendo velados los cuerpos de Manrique Amador y su esposa Greysi Bardales se fue directo al ataúd de su amigo y se puso a llorar.
Balbuceó palabras que los presentes no lograron entender, pero era evidente que se trataba de un adiós al “alero” con el que compartió momentos de gloria en las lides del fútbol. Dentro de aquella caja barnizada estaba inerte el cuerpo del amigo al que el mismo Rambo llevó a Italia y lo metió a jugar a equipos de la tercera división; pero Manrique no estaba destinado a ser estrella de fútbol, sino representante de estrellas.
“Gracias con toda mi alma por los años que vivimos en Italia. ¡Qué dolor, primo, qué dolor!, todavía recuerdo ese gol que te dediqué, fue mi regalo de cumpleaños”, escribió después en su Facebook el exvolante del Platense.
![]() Manrique junto a Arnold Peralta en un juego de la Selección hondureña en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
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Ese gesto humanitario de Manrique no era muy conocido por los amantes del fútbol, quienes lo identificaban más por su trabajo de representante de jugadores, autorizado por la Fifa.
Rambo y el veloz Edgard Álvarez eran dos de sus amigos con los que más se relacionaba en Puerto Cortés. Álvarez lo visitaba con frecuencia en su casa de Cieneguita cerca de la cual el agente de futbolistas fue acribillado junto a su esposa la noche del viernes 28 de octubre.
![]() Amador era un reconocido representante de futbolistas.
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El estruendo de las ráfagas lo escuchó el hermano menor de Manrique, Cristian Cárcamo, quien se había quedado en la casa con los dos niños de la pareja y una empleada. Para Cristian, Manrique había sido como su padre, pues le dio protección desde que era un niño. “Nos íbamos con él a cortar leña por puro hobby o a cazar iguanas en verano”, dijo el muchacho.
![]() Con familiares, amigos y futbolistas.
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Manrique ya era reconocido en el mundo del fútbol cuando conoció a la inquieta Greysi Bardales con quien se casó en un restaurante frente al mar. Ambos coincidían en que querían ser velados en forma sencilla y enterrados en el cementerio de Cieneguita. Sus deseos fueron cumplidos.
![]() Amador Posa con Rambo de León vestido de San Nicolás.
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