30/04/2024
12:50 AM

“Es un momento difícil para la familia (...) uno siempre espera que Dios haga un milagro”

El inusual caso ocurrió en la comunidad de Camalote, en Quimistán, Santa Bárbara. Mirna López (de 43 años) había luchado contra el cáncer.

San pedro Sula

Cuando hay fe existe el anhelo de que algo que deseamos se vuelva realidad. Esto fue lo que ocurrió con una familia de la comunidad de Camalote en Quimistán, Santa Bárbara, donde la esperanza de un milagro hizo que una pastora no le diera sepultura a su hija, sino hasta 48 horas después de fallecida, esperando que regresara a la vida.

El inusual caso tiene como protagonista a Mirna López (de 43 años), quien murió alrededor de las 5:00 am del domingo, aparentemente por un cáncer linfático que le fue diagnosticado tres meses atrás, pero del que según sus parientes, ella ya había sido sanada.

Pero pese a haber recibido “sanación”, Mirna continuó mal de salud, hasta que el domingo, mientras estaba en su cama, perdió el conocimiento y no volvió a despertar.

Una mujer muerta y tres heridos en accidente

El aspecto de la mujer, la cual sus familiares dijeron parecía que solo estaba en un sueño profundo, aunado a la fe inquebrantable de Dominga Rodríguez, madre de Mirna, les hicieron pensar que ella podía abrir los ojos de un momento a otro.

Es por eso que fue hasta ayer martes, 48 horas después, que el cuerpo de Mirna López fue sepultado en el camposanto de Camalote, en medio de consternación, tristeza y desesperanza, pues la mujer era muy querida y conocida por todos.

Tumba donde fue enterrada.

Emprendedora y empática

Familiares y amigos describieron a Mirna como una mujer que siempre luchó por el bienestar de su familia y el de todo el que podía ayudar.

Edith Pinto, maestra de esta zona de Quimistán, dijo que la mujer era madre de tres hijos y una de ellas estudia actualmente el sexto grado en la escuela donde ella trabaja.

“Siempre colaboraba en todas las actividades y estaba al pendiente de si ocupábamos algo en el centro. Una mujer muy emprendedora porque tenía su pulpería, con la que sacaba adelante a sus pequeños y ayudaba también a su mamá”, comentó Edith Pinto.

La docente pidió respeto para las creencias y sentir de la familia, pues darse a conocer la noticia en diferentes medios de comunicación, recibieron ataques.

“Es un momento difícil para la familia. Ellos son personas de mucha fe, han crecido en la religión y la verdad uno siempre espera que Dios haga un milagro en estos casos”, agregó.