“Como padre, yo aún tengo vivas las esperanzas que mi hijo esté vivo, ese quinto cuerpo que falta y que no hayan reconocido aún a los demás me da vida”, comentó Elvin Izaguirre, padre de uno de los jóvenes desaparecidos en una mudanza desde la residencial Honduras hacia el barrio El Mirador de Oriente de Tegucigalpa.
En cadena de oración, sin dormir, con una mano pegada al celular y la vista fijada en la televisión para monitorear en los medios de comunicación cada avance del caso, Izaguirre no pierde la fe de que su hijo sea hallado con vida.
“Si existe aún una posibilidad, por esa posibilidad estamos orando, yo tengo fe, mi hijo todavía no ha sido encontrado”, relató.
“Consternado por la identificación de dos de los cinco muchachos, mis oraciones para la familia de cada uno de ellos, yo no me voy a mover hasta que ya los cuerpos estén en la morgue y se puedan identificar, pero le digo como padre, tengo un rayo de esperanza”.
“Decepcionado de las autoridades”, cuestionó. “Como es posible que tengan capturadas las personas desde el lunes y hasta ayer viernes digan que ya saben donde están los cuerpos, como no les sacaron esa información desde antes”.
Las dudas se apoderan del hombre que no termina de confiar en las palabras de los investigadores, supuestamente, “los mataron el mismo día de la mudanza y si ya tenían todo, por qué no decirnos, por qué alargar y decir que estaban avanzando”, expresó.