Apenas una noche duraron vivos dos privados de libertad en la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto, considerada una “cárcel de máxima seguridad” por el titular de la Dirección General de Servicios Especiales Preventivos, Dgsep, Allan Nájera.
Los hermanos Rosel Obed y Denis Edilberto Andino Contreras perdieron la vida la mañana de ayer tras ser atacados a balazos y a puñaladas, supuestamente, por seis reclusos que ya fueron identificados por las autoridades carcelarias.
Denis Edilberto expiró al instante a causa de múltiples heridas y Rosel Obed falleció en el trayecto al Hospital Escuela cuando era trasladado en la paila de una patrulla policial en un intento de salvarle la vida.
Baño de sangre
Agentes de la Policía Penitenciaria revelaron que el sangriento suceso se registró a las diez de la mañana en el módulo de Segregación. Los custodios de turno escucharon varios disparos y cuando llegaron al sector hallaron a los dos reos tendidos sobre un charco de sangre.
Como en crímenes anteriores, las autoridades de esta prisión se mostraron herméticas para brindar información, por lo que la mayor parte de los periodistas tiene que recurrir al personal de tropa.
Desde que el comisionado Nájera asumió el cargo de director de Centros Penales, el acceso para la prensa es restringido.
Se conoció que los hermanos Andino Contreras arribaron al reclusorio la noche del jueves del centro penal de Olanchito Yoro.
Denis Edilberto estaba preso por los delitos de portación ilegal de armas prohibidas y comerciales, asociación ilícita y uso indebido de insignias.
Entretanto, Rosel Obed estaba acusado de secuestro, portación ilegal de armas, asociación ilícita y uso indebido de insignias en perjuicio de la seguridad interior del Estado de Honduras.
Con este doble crimen, el número de víctimas de la violencia subió a cinco en el principal centro penitenciario del país, tres en el módulo de Segregación.
La prisión ha sido escenario de varias fugas en semanas anteriores. Las muertes se suceden sin que autoridades expliquen cómo llegan las armas con que son perpetradas.