El 18 de septiembre de este año, el jurado español declaró culpables de asesinato a Emanuel Martínez Alemán, de 25, y Sonia Leticia Medina, 40 años, quienes fueron juzgados en la Audiencia de Valencia, España, por la muerte de José Ernesto Torres, 26 años, asesinado el pasado 20 de enero de 2009.
El jurado en su primer veredicto declaraba a la imputada como coautora y encubridora. Al final, la magistrada presidenta del tribunal la consideró coautora del crimen.
En los próximos días, los tribunales determinarán la individualización de la pena donde ambos hondureños pagarán por el crimen cometido.
La audiencia
Desde el 10 de septiembre se inició la audiencia para determinar la inocencia o culpabilidad de los implicados en el famoso caso de la maleta.
Emanuel Martínez acusado por este hecho ocurrido en el Barrio valenciano de Benimaclet reconoció ante un jurado en la Audiencia Provincial de Valencia que mató a la víctima; pero alegó que lo hizo en defensa propia.
Sonia Medina, su compañera sentimental, negó la participación en el hecho.
La Fiscalía solicitaba a los jueces una pena de 14 años de prisión por el delito de homicidio. En el juicio ninguno respondió a las interrogantes del fiscal.
Los imputados, hondureños, eran pareja sentimental cuando ocurrieron los hechos. Medina, suegra de la víctima. Martínez, ex pareja de la hija de su compañera. Ambos se negaban a que José Ernesto y Carol, hija y ex novia de los imputados respectivamente, regresaran de nuevo a Honduras.
La mañana de los hechos cuando José Ernesto estaba aún en la cama, lo mataron con arma blanca. “El 20 de enero de 2009, cuando los dos acusados entraron a la habitación del fallecido estaban armados con navaja y un punzón.
Emanuel clavó la navaja en cuatro ocasiones en el pecho a José Ernesto; mientras que Sonia le infirió 18 heridas con el punzón. Lo ataron y lo metieron en una maleta que horas después fue encontrada por un poblador en un descampado del barrio de Benimaclet”, dijo el fiscal en el juicio.
El vecino que encontró la maleta explicó en la sala: “Estaba cerrada. La abrí un palmo, por curiosidad. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Creí que era un animal. Y fui a la Policía”, relató el testigo.
Durante la investigación, los imputados le dijeron a Carol que José Ernesto se había ido a poner bombas al País Vasco por encargo de unos colombianos que le iban a pagar mucho. Ahora se está a la espera de la individualización de la pena que pagarán los hondureños.