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Constanza Flores: 'Mi corazón de madre no le tiene rencor a nadie”

  • 08 junio 2015 /

Joel Francisco Ramos Flores murió al ser atropellado por un hijo del excandidato presidencial Mauricio Villed.

Tegucigalpa, Honduras.

El dolor se apoderó del corazón de doña Constanza Flores. Del hijo menor que alegraba sus días solo quedan recuerdos y muchas fotografías.

Joel Francisco Ramos Flores (22) falleció al ser atropellado la noche del pasado jueves 4 de junio, a inmediaciones del bulevar Suyapa, cuando se conducía en su motocicleta.

El muchacho fue embestido por el carro que conducía Juan José Villeda, hijo del excandidato presidencial Mauricio Villeda. “Es duro, mi hijo era un muchacho bueno, él era tan cariñoso y amoroso con todos, a él quién no lo quería?, ahora solo los recuerdos me quedan”, dice doña Constanza mientras las lágrimas bañan sus mejillas.

“Cuando me dijeron que lo habían atropellado creí que lo iban a atender o que le iban a poner un yeso y lo iban a despachar para la casa”, lamenta.

La última vez que lo vio recuerda que salió por la puerta y le dijo: “Mami, ya me voy a traer a Jenny”, a él lo llamaban varias personas para que las fuera a traer a sus trabajos, el teléfono sonó, lo contestó, ya él salió y se fue, esa fue la última vez que lo vi, él murió en el hospital, ya no lo pude ver”, comenta la señora.

“Mi corazón de madre no le tiene rencor a nadie, todo se lo dejo a Dios, así como él nos ama a todos, yo no puedo odiar a nadie, mi corazón no me lo permite”, asegura la incansable señora que durante 34 años ha deleitado con sus famosas “burritas” a empleados y periodistas de Casa Presidencial.

Foto: La Prensa

Doña Constanza Flores se aferra a las fotos de su hijo.
La vida de Joel

Una sonrisa agridulce se dibuja en el rostro de doña Constanza al recordar al varoncito de 10 libras que hace 22 años trajo al mundo. “Me acuerdo cuando nació, era bien lindo, el doctor me dijo: ‘tuvo un varón’ y me sentí feliz, él era el menor de todos”.

Durante su corto paso por el mundo, Joel fue una de esas personas que hacía sentir su llegada y más todavía su partida. “El día del velorio era un montón de muchachos los que estuvieron allí, a mi hijo todo el mundo me lo quería, nada puede llenar este dolor, pero Dios nos dará las fuerzas para seguir adelante”.

Un proyecto inconcluso quedó en la vida de esta familia que hoy llora amargamente la pérdida de Joel: una carrera universitaria. “Él se acababa de graduar del colegio, hizo el examen de la universidad y lo pasó, lastimosamente allí se quedó todo”, dice su madre.

Hoy en ese hogar se clama por consuelo divino, esperando que llegue lo más rápido posible, ya que el dolor de no ver a Joel se intensifica cada día.