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Inolvidables castigos que marcaron a muchos estudiantes

  • 15 mayo 2014 /

El jalón de oreja, el reglazo y contra la pared fueron los castigos más aplicados en los 80 y 90, ahora la situación ha cambiado.

Ciudad de México.

'Se lo encargo profesor, castíguelo si se porta mal' o “Si mi hijo se lo merece, dele…” frases típicas de los padres de familia, sobre todo en las épocas de los 80 y 90. Por generaciones, los maestros han sido considerados como los segundos padres de los alumnos.

Sin embargo, algunos profesores aplicaban métodos autoritarios que de alguna forma afectaron o dejaron marcados a los estudiantes.

Definitivamente, hoy en día la historia ha cambiado los maestros son más precavidos; sin embargo, seguramente se quedaron muy grabados en la memoria de todos aquellos que sí llegaron a vivir o presenciar los castigos que se imponían por parte de los maestros a sus alumnos.

Según el portal EGB, algunas eran unas simples reprimendas y otras eran realmente duras. Los pequeños de ese entonces, temían ser castigados y no siempre entendían la razón de dichas sanciones…

Por eso, y para festejar a todos aquellos que se dedican a la noble obra de transmitir sus conocimientos en las aulas, en De10.mx hemos hecho una lista con 10 de los castigos que hace algunas décadas eran muy utilizados por los profesores…

Algunos populares

Reglazo. La reacción más desesperada de los profesores, directamente al castigo físico. Si tenías suerte el reglazo era en la palma de la mano, pero si no, te tocaba la versión 2, cuando el profesor pedía que juntaras las yemas de los dedos. Uno de los castigos más crueles

Jalones. Ya fueran de orejas, cabello o patillas, este tipo de castigo se utilizaba cuando de plano habías sacado al profesor de sus casillas, con tu mal comportamiento o tu pico sin cerrar. Uno de los más doloroso.

Las orejas de burro. Uno de los más famosos, y es que se utilizaba cuando uno de los alumnos reprobaba o no sabía lo que el maestro le preguntaba. A pesar de que el grado de crueldad era medio, este castigo ponía al alumno en ridículo.

El borrador. Y qué decir de éste castigo… De repente y sin más, se veía como un borrador salía disparado hasta donde estuvieras, y si el profesor tenía buena puntería, cuidado porque podrías terminar con el borrador embarrado en la cabeza.

Contra la pared. Se utilizaba, comúnmente, para separar a alguien del resto del grupo. Su grado de crueldad era medio ya que se buscaba humillar al castigado, al colocarlo de espaldas a todos los demás.