“Como estaba lloviendo no queríamos levantarnos. Nos quedamos dormidos otro rato. Me levanté para ir al baño, me senté en la cama y al poner los pies en el suelo sentí que el agua me llegaba a los tobillos”, contó María Eva Pérez cuando con una pala sacaba el lodo de su casa en el bordo de la colonia Flor de Cuba.
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