16/12/2025
01:00 PM

'Lo que ando puesto es lo único que me quedó”

Sulma Miranda, entre lágrimas, dejó su casa que resultó inundada por las lluvias en la colonia Flor de Cuba del sector Rivera Hernández.

Descalza, temblando del frío y sin haber probado un bocado pasó ayer el día Sulma Miranda junto a sus dos hijos, quienes perdieron todo por la inclemente tormenta que arrasó con
los pocos bienes que poseían.

Una calzoneta desteñida, camisa de tirantes y un suéter que andaba puesto fue lo único que logró sacar de su casa hecha de madera ubicada en la Flor de Cuba, una de las tantas
colonias afectadas por las inundaciones en el sector Rivera Hernández.

“Esto que ando puesto es lo único que me quedó de mi ropa, todo me lo llevó el río, ni zapatos pude sacar”, expresó Aguilar con voz entrecortada.

Pese a que ya había sido evacuada y ubicada en un albergue ubicado a unos cuatro kilómetros del lugar, había regresado para contemplar lo que unas horas antes fue su hogar.

“Es difícil ver las cositas que con tanto esfuerzo se construyen, tiradas en el suelo”.

La desafortunada mujer contó que cuando el agua irrumpió en su casa de piso de tierra, apenas y le quedó tiempo de salir corriendo con sus hijos de 9 y 15 años.

Su mirada por momentos parecía perderse junto a sus pensamientos, saber que después de la tormenta lo que le espera es un futuro incierto, la agobiaba.

“Me ganó la vida haciendo tortillas, no sé cómo haré para salir adelante”, repetía llorando.

Las escenas que se observaron era conmovedoras, más de 2,500 familias corrían de un lado a otro para tratar de salvar algunos bienes. Los más pequeños buscaron poner a salvo a sus mascotas.

A la orilla del río, del otro lado de su colonia, permaneció Lidia Arzú, quien tuvo que faltar a su trabajo por el desastre.

“Se me arruinaron hasta las camas, no sé adónde dormiré, pero gracias a Dios pude evacuar a mi familia con vida y eso no tiene precio”, expresó la mujer.
Refugiados en el albergue, los damnificados no tienen otra opción más que esperar que termine la lluvia y la inundación a la espera de ayuda.

Volverán a sus casas, las que aún estén, sabiendo que no es la última vez que pasarán por esto, pues la pobreza en que viven no les permite vivir un lugar seguro.

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