El nuevo director del Museo de Antropología e Historia de San Pedro Sula, José Roberto Ramírez, habló en exclusiva con LA PRENSA acerca de su trayectoria, los retos que ha enfrentado en sus primeros meses ocupando el cargo y los planes que tiene para este lugar insigne de la Capital Industrial.
¿Cuándo asumió su cargo como nuevo director del Museo de Antropología e Historia?
Hace unos dos meses aproximadamente. Estos días han sido ajetreados, hemos estado poniéndonos al día con el trabajo, organizando las actividades de fin de año y preparándonos para el aniversario del museo que es en enero.
¿Cómo surgió su interés por la historia?
Comenzó desde niño. Recuerdo que vi las esfinges de Egipto en una revista que compró mi mamá y me llamaron mucho la atención, quería saber cómo las habían construido y cómo se habían desarrollado las civilizaciones antiguas. Tiempo después, cuando ingresé a la universidad no sabía qué estudiar, pero cuando estaba en mi segundo año ocurrió el Mitch, en ese contexto conocí a personas que trabajaban en el Instituto de Antropología e Historia, hablando con ellos mi interés creció y decidí que estudiaría la Licenciatura en Historia.
¿Nos podría contar un poco de su experiencia profesional?
Entre 2001 y 2002 comencé a vincularme con proyectos arqueológicos, primero porque la carrera me lo exigía, luego vi que era de mucho interés para mí, así que busqué oportunidades para participar en más proyectos como voluntario mientras estudiaba. Así fui vinculándome con proyectos como la investigación previa a la restauración de la catedral de Comayagua, investigaciones sobre el montículo seis en el parque eco-arqueológico Los Naranjos, trabajé seis años en campo en el proyecto de El Paraíso, Copán, donde me capacitaron como auxiliar de arqueología y de 2016 hasta antes de la pandemia trabajé en el proyecto Ciudad Blanca como asistente técnico y recopilador de información histórica. También he sido intérprete en el proyecto que están trabajando Jica y el Instituto Hondureño de Antropología Historia para acondicionar el museo digital de Copán; en resumen, he trabajado en más de 20 proyectos arqueológicos.
¿Qué lo motivó a postularse para ocupar la dirección del museo?
Conocí a doña Teresita en el verano de 2004, cuando aún era estudiante, me la presentaron unas tías abuelas que vivían aquí en la ciudad y cuando ella supo que estaba estudiando historia se ofreció a darme el recorrido personalmente. Ese día quedé fascinado con su trabajo y su gran calidad humana. Siento mucha admiración por ella, así que su partida me tomó por sorpresa y sentí su pérdida al igual que los sampedranos. Hace unos meses una amiga me comentó que estaban buscando a un nuevo director, así que fue justo esa admiración por su legado lo que me motivó a enviar mi currículum y mi carta de presentación a la junta directiva para postularme. Diez días después me notificaron que había quedado entre los cuatro candidatos a los que entrevistarían.
¿Cómo fue el proceso de selección?
Tuve dos entrevistas, la primera fue más como una evaluación académica e intelectual, donde también me preguntaron por mi experiencia en el campo. La entrevista se hizo de forma presencial en el museo y estuvieron presentes miembros de la junta directiva, entre ellos, don Rodolfo Pastor Fasquelle. Una semana después tuve otra entrevista, donde se abordaron temas administrativos y de manejo.
¿Qué representa para usted ser el nuevo director?
Es un honor haber sido seleccionado y también es un orgullo poder representar a la escuela de Historia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) y retribuir desde mi nueva posición todo lo que el Estado y la sociedad me han permitido conocer gracias a mi formación. Quiero que sepan que no estoy aquí para sustituir a doña Teresita, sino para honrar su memoria y continuar su legado.
¿Cuál es su visión para el museo, tiene un plan de acción definido?
He trabajado en proyectos arqueológicos o relacionados con la historia durante la mitad de mi vida, así que conozco las necesidades de los museos en Honduras. El valle de Sula ha tenido una importancia histórica en nuestro país y es vital que todos lo conozcan. Mi visión es seguir las ideas que tenía Teresita, pero también implementar algunos elementos tecnológicos en ciertas exhibiciones para presentar de una manera más interactiva este patrimonio, sin perder la esencia del museo. También quiero estrechar los vínculos con la comunidad y trabajar en las áreas que necesitan ser restauradas, como el techo. Destacar una pieza cada mes y las investigaciones relacionadas con ella.
¿Tiene alguna exhibición favorita dentro del museo?
Es una pregunta difícil. Creo que no tengo una en específico porque todo aquí me resulta interesante, no obstante, debo reconocer que las exhibiciones arqueológicas me generan paz y me hacen recordar mis días haciendo trabajo de campo.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los sampedranos?
Que estoy muy agradecido y orgulloso de estar aquí. Entusiasmado de poder colaborar para renovar este espacio para la preservación de la historia y el fomento de la cultura que tanto se merecen los sampedranos y el resto de los hondureños. Espero hacer un buen trabajo al frente del museo.