La economía informal crece como la espuma ante los altos índices de desempleo y la falta de oportunidades laborales, señalan expertos.
Tras la pandemia y las tormentas que causaron inundaciones en 2020 y 2022, se elevaron los índices de desempleo y se ha incrementado exponencialmente el sector informal en el país, específicamente en la zona norte.
Datos proporcionados por el Servicio de Administración de Rentas (SAR) detallan que actualmente en la oficina noroccidental ubicada en la 1 calle de San Pedro Sula están registradas 19,310 empresas adheridas al sistema de facturación, de las cuales 18,831 son pequeñas, 257 medianas y 222 grandes.
Claudia Pineda:
“Se necesita un reordenamiento, pero a las autoridades municipales se les ha ido de la mano”.
Es importante mencionar que en 2015, cuando entró en funcionamiento el nuevo régimen tributario (sistema de facturación), la base tributaria a nivel nacional pasó de 79,000 contribuyentes a más de 250,000 en el país, y hasta 2019, en San Pedro Sula (oficina noroccidental) eran más de 30,000 empresas adheridas al régimen, es decir, a la fecha son más de 10,000 empresas que se han cerrado o han pasado de la formalidad a la informalidad.
De 2020 hasta septiembre de 2022 se adhirieron al sistema de facturación (base tributaria) unas 3,874 empresas, la mayoría pequeñas.
Este número de empresas, aunque mayor al que se registraba anualmente hace ocho años, es muy bajo para la cantidad de mipymes que surgen cada año. Los mipymes, que generan más del 70% de los empleos, siguen prefiriendo la informalidad.
Eduardo Facussé, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC), declaró que como un medidor de empleo formal está el número de afiliados al Seguro Social, que en 10 años pasó de 674,000 a 814,000; es decir, 140,000 personas, que por año se traducen en 14,000, un número muy bajo en comparación con el alto porcentaje de desempleo, ya que se estima que anualmente unos 200,000 hondureños buscan insertarse al mercado laboral.
“El empleo formal está desapareciendo y creciendo el informal, pero eso es por la poca importancia a la producción nacional”.Facussé enfatizó en que el Gobierno debe incentivar al productor nacional por medio de tributos diferenciados, incentivos financieros con líneas de crédito, mejores tarifas de energía eléctrica y reformas a las leyes laborales.
Ángel Jiménez, directivo del Colegio de Economistas Capítulo Noroccidental, recordó que la economía informal se ha convertido en una alternativa para las personas que pierden su trabajo, y debido a que el Seguro Social no cubre a quienes están en la informalidad los riesgos en la salud son mayores.
Destaca que son problemas que van de la mano y la inversión se aleja porque al menos en el valle de Sula se está muy vulnerable a las inundaciones por la falta de grandes proyectos como las represas.
En el país hay más de un millón de mipymes, y estiman que el mayor porcentaje se concentra en la zona norte.
Esperanza Escobar, presidenta de la Asociación de Pequeños Industriales de Honduras (Anmpih), informó que los hondureños inician su propio negocio como medio de subsistencia ante la falta de empleo y oportunidades, y aunque el Gobierno ha puesto facilidades para registrarse como la plataforma de Mi Empresa en Línea y leyes que exoneran de impuestos, esto no ha sido suficiente para motivar al pequeño empresario a formalizarse.
Esperanza Escobar:
“Es necesario que nos tome en cuenta el Gobierno para presentar nuestras propuestas”.
Escobar señaló que la falta de capital de trabajo por las pocas opciones de financiamiento provoca que las mipymes no crezcan.
“Yo le digo al Gobierno, dennos financiamiento para comprar equipo, para industrializarnos y vamos a generar más empleo”, recalcó. En los últimos dos años, el número de afiliados de la Anmpih creció un 55% a nivel nacional.
Claudia Pineda, líder de vendedores informales, compartió que la última encuesta que se hizo reflejaba cerca de 13,000 vendedores, pero si se hace un nuevo censo, asegura, son más los que ocupan las calles de la ciudad.Contó que muchos de ellos han ido expandiendo sus locales, tomando cada vez más espacios de las vías públicas.
“Todo se ha ido desordenando, ahora usted encuentra carpas grandísimas de seis por seis, incluso hay puestos en las calles que tienen aire acondicionado, puertas de vidrio; pero las autoridades no hacen nada”.