Un crecimiento acelerado de la población contrasta con el estancamiento en obras de infraestructura en las comunidades de El Zapotal y Armenta, ubicadas en la falda de El Merendón, en los últimos dos años.
Julio César Tábora, representante del patronato de la aldea El Zapotal, dijo que desde que se comenzó a construir el bulevar se ha incrementado el número de habitantes en ese sector.
“La gente ve la zona como una opción viable, pues los precios de las propiedades son accesibles, las rentas son bajas y estamos cerca del centro de la ciudad. Se han ido creando más colonias, por eso se ven más tupidas las líneas de viviendas, tenemos cerca de ocho mil habitantes incluyendo las aldeas colindantes”.
En las escuelas de El Zapotal los cupos fueron insuficientes este año, debido a la emigración a esa comunidad.
Lesli Amaya, subdirectora del centro educativo Pompilio Ortega, dijo que hay sobrepoblación estudiantil, por lo que unos 60 niños reciben clases apiñados en pequeñas aulas.
Una situación similar pasa en Armenta, donde abundan las humildes casas hechas a base de zinc y cartón, actualmente residen unas 2,500 familias en esa zona.
“Llevo 40 años de vivir aquí y hace dos años comenzó a poblarse de forma masiva”, expresó José Lorenzo Cantarero, vecino de Armenta.
Los pobladores se quejan de que las autoridades los tratan con indiferencia, pues ahí no hay calles pavimentadas, sistema sanitario y tienen un pésimo sistema de alumbrado público.
“Nos sentimos como que no somos sampedranos, estamos en el olvido”, dijo Cantarero.
Más casas arriba de cota 200
Más de 500 nuevas casas hay entre las dos comunidades, arriba de la cota 200, zona de reserva de El Merendón, según decreto 46-90. “Poco a poco se han ido construyendo viviendas más allá de lo establecido. Nos preocupa porque se está poniendo en riesgo la reserva de agua que tenemos”, declaró Edgardo Castejón.
Alex Vallejo, biólogo y coordinador de las áreas protegidas de la región forestal noroccidental del Instituto de Conservación Forestal (ICF), dijo que ellos han estado haciendo constantes visitas con el fin de evitar nuevos asentamientos humanos en la zona de reserva.
“Todo lo que hemos visitado, se ve igual que hace muchos años, el crecimiento ha sido hacia la parte plana y no a la montaña”, aseveró.
Dunia Jiménez, superintendente de Participación Ciudadana de la Alcaldía, atribuyó la emigración de la población a estos dos sectores a la delincuencia. “Muchas personas dejaron sus viviendas ubicadas en zonas peligrosas, y buscan lugares más tranquilos y donde la vida es mucho más barata”.
El regidor José Antonio Rivera explicó que esta zona va en crecimiento porque hay una facilidad de acceso al centro de la ciudad, y tienen algunos servicios básicos e indispensables, además hay mucha naturaleza y eso atrae a la gente.
Rivera agrega que es necesario que en estas zonas se establezca un plan maestro de desarrollo para evitar dañar la reserva y el crecimiento desordenado continúe.