26/04/2024
02:58 PM

Un taxista que devora libros y habla cuatro idiomas

Antes de su jornada diaria imparte clases de inglés a empleadas de diferentes hoteles de San Pedro Sula.

    San Pedro Sula, Honduras.

    Subirse al taxi de Salustio Suazo es respirar cultura durante la carrera, ya que el viajero puede abordar cualquier tema con el conductor no solo en español, sino también en inglés, francés o alemán.

    Su taxi es una pequeña biblioteca con libros en esos cuatro idiomas que Salustio Suazo lee entre una y otra carrera. Es preferido por turistas extranjeros que a veces contratan sus servicios, aun antes de llegar al país, no solo como taxista, sino también como traductor y guía, dice Suazo.

    Espera a sus clientes en los hoteles
    Su taxi es una pequeña biblioteca con libros en francés, inglés, alemán y español que Salustio Suazo lee entre una y otra carrera. Gracias a que domina cuatro idiomas, el taxista se ha convertido en el preferido de muchos turistas extranjeros que a veces contratan sus servicios, aun antes de llegar al país. Fotos: Gilberto Sierra.

    En Tegucigalpa comenzó el bachillerato con miras a convertirse en abogado, pero las limitaciones económicas y la falta de apoyo de su familia le impidieron hacer realidad ese sueño, aunque no culpa por ello a nadie. “El derecho ha sido una de mis pasiones; de hecho he leído todos los libros de John Grisham, el escritor norteamericano conocido por sus thrillers judiciales”, comenta.

    EXPERIENCIAS
    Uno de sus clientes norteamericanos que vino a casarse con una hondureña lo invitó a un lujoso apartamento y cocinó exclusivamente para él.

    Algunos de los libros que carga hasta en el baúl del taxi los obtiene prestados en la biblioteca de la Alianza Francesa, de la cual es miembro, y otros son obsequio de clientes que conocen su apetito insaciable por la lectura.

    Fue el recordado empresario don Jorge Larach quien le costeó los primeros estudios para que llegara a convertirse en un hombre cuatrilingüe, cuando fue uno de sus empleados de confianza.

    “Aunque don Jorge sabía inglés, me llamaban a mí cuando llegaban clientes extranjeros a su tienda para que les sirviera de traductor”. Luego se matriculó por su cuenta en la Alianza Francesa y, cuando don Jorge se dio cuenta, le pidió los recibos de lo que había pagado para reembolsárselo. Cuando su protector falleció, Suazo se fue a trabajar a Estados Unidos con una visa de trabajo que precisamente le consiguió uno de los clientes norteamericanos que conoció en Jorge J. Larach.

    INTERESANTE
    Un chico con gabacha blanca que le pidió carrera al hospital había terminado un curso de alemán. Al ver los libros terminó hablando alemán con él.

    Estando como bodeguero en un barco de turistas que viajaba de Filadelfia a las Bermudas, el gerente de bebidas y alimentos le pidió que le sirviera de traductor entre él y los pasajeros, que eran haitianos y solamente sabían francés”. La sorpresa de Suazo fue que de allí en adelante el ejecutivo lo nombró como su asistente. Aunque le iba bien en las embarcaciones para turistas, un buen día que vino a pasar vacaciones al país dispuso quedarse con su familia. Compró un número y un carro para trabajar como taxista. Sus clientes por lo general son millonarios norteamericanos que prefieren mantener un bajo perfil cuando visitan Honduras.