Luego de cuatro meses de pandemia, muchas familias hondureñas sufren por el dolor de la partida inesperada de un ser querido a causa del covid-19.
La enfermedad viral ha sido letal, pero más de 4,000 personas han logrado sobrevivir y pueden contar su historia de dolor y perseverancia.
Las historias son innumerables y son el reflejo de que es un mal desconocido, un enemigo silencioso a veces, y en ocasiones agresivo, al extremo de llevar a las personas a las unidades de cuidados intensivos donde permanecen muchos días en posiciones incómodas, entubados y con medicamentos fuertes.
Pero en medio de la pandemia hay esperanza y por ello LA PRENSA recopila testimonios de personas que han vencido la enfermedad. La clave para todos ha sido buscar ayuda en los primeros síntomas, ser positivos y tener actitud. No son situaciones fáciles, pero en todos los casos la fe en Dios ha superado cualquier barrera.
Algunos de los sobrevivientes han vuelto a sus actividades diarias, otros están en terapias porque el daño fue enorme y la recuperación lenta. Confiesan que no saben si tendrán secuelas, pero en este momento lo importante es que están recuperándose y sobrevivieron.
La enfermedad les deja lecciones aprendidas; en algunos casos la solidaridad, pero en otros, la discriminación.
Para los que han hecho frente a esta dura batalla es trascendental haber vuelto a abrazar a sus seres queridos y compartir con ellos en medio de las cuarentenas momentos que antes no tenían el mismo significado.
Todos repiten las mismas recomendaciones a la población: que usen la mascarilla, que tomen las medidas de bioseguridad, que se queden en casa, y si salen que lo hagan por necesidad.
Han aprendido a agradecer a todos los que ayudaron a vencer el virus y a valorar las palabras de aliento cuando más las necesitaron.
eduardo bueso: “Sentí que el mundo se detuvo cuando salí positivo”
“Creo que todos experimentamos esa sensación de miedo, luego gran paz, resignación y humildad, porque estamos seguros que Dios tiene el control, pero al mismo tiempo estamos conscientes de que comienza una lucha y debemos ser positivos”.
El médico no está seguro cómo se contagió, pero asume que fue en uno de los tres hospitales donde trabajó en los días previos. “Atiendo pacientes embarazadas con covid y sospechosas, y ocurre que entre el 10% al 40% de las embarazadas son portadoras asintomáticas y por ello es que conmigo ya somos 15 ginecólogos contagiados en SPS”.
En la mayoría de las operaciones de cesárea al utilizar el cauterio bipolar la carga viral por los aerosoles es altísima y por ello casi todos terminan en la UCI, reveló. Bueso inició el 7 de junio con una tos leve, rinorrea, mucho dolor articular y muscular, fiebre de 39 grados y fatiga.
“Me fui a hacer la prueba rápida y otros exámenes el 9 de junio, todos salieron negativos y regresé al trabajo; me hice una PCR el 10 de junio y dio positiva. Sentí que el mundo se detuvo, busqué asesoría y manejo clínico y sugirieron una tomografía pulmonar, la hice el 11 de junio y ya tenía la neumonía bilateral, pero leve y en estadío temprano y al estar saturando el oxígeno normal y pocos síntomas, y además mi deseo personal, decidimos manejarlo en aislamiento en mi casa.
El coronavirus es muy difícil de manejar porque no existe aún una vacuna y tampoco hay un tratamiento específico y contundente. Estuve completamente aislado durante 18 días hasta el 29 de junio cuando me hice una PCR de control y salió negativa, y en la tomografía pulmonar de control salieron limpios los pulmones”, dice. Son días de mucha ansiedad y reflexión, pero un tiempo para agradecerle a Dios, a la familia y a todo el personal médico.
ISABEL MORRIS:14 contagios, tres muertes y las secuelas del covid-19
Isabel Morris tiene 39 años, trabaja en el área de salud y la pandemia golpeó a su familia como jamás imaginó. Hubo 14 contagios en la familia de su esposo y dos en la de ella. Tres no lograron sobrevivir.
Ella presentó los mismos síntomas que su esposo, pero él tenía una enfermedad de base. “Lo más difícil fue tener a mi madre y a mi esposo hospitalizados al mismo tiempo e igual yo contaminada, aún no me recupero, todavía hay secuelas, tengo que hacer terapias respiratorias casi a diario”, dice con tristeza Isabel Morris.
Recuerda que cuando presentó los primeros síntomas tomó el tratamiento Maiz, pero no tener el reposo adecuado la llevó a recaer y tuvieron que hospitalizarla. Fueron 22 días difíciles. Es madre de tres hijos y revela que su mayor miedo es reinfectarse porque no se sabe a ciencia cierta cómo actúa el virus. Morris ya dio negativo, retornó a su trabajo, pero sigue cuidando de su madre que aún no logra superar la enfermedad. La mujer dice que solo su fe en Dios pudo darle fortaleza.
“Estoy pasando por un momento difícil, mis hijos todavía no están conmigo, mi madre sigue convaleciente y mi amado ya no está. Sigo con tratamiento. No puedo ni conciliar el sueño”, asegura. Chabela, como la llaman sus amigos, dice que hay que aferrarse a Dios y tomar los medicamentos
“No hay que descuidarse ni un momento mucho menos confiarse, este virus actúa de manera diferente en cada organismo, así que es importante acudir a un centro asistencial lo más pronto posible”. Cuenta que ha quedado con mucha fatiga, tos repentina, dolor de cabeza y de espalda, además de un dolor eterno en su corazón.
fiama aldana: “Creí que moriría, pero me aferré a Dios y vencí”
La lucha de Fiama Aldana comenzó antes de contraer el virus. Su padre (de 71 años), un paciente de diálisis, se infectó cuando acudió a una de sus sesiones. Ella, su hija de 4 años y su mamá de 52 también dieron positivo a la enfermedad.
El panorama pintaba negro y Fiama lo sabía. Su papá fue ingresado en el hospital Mario Rivas y 35 días después falleció de un paro respiratorio. El dolor por la pérdida era insoportable, pero debía luchar porque su madre e hija la necesitaban. Recibieron tratamiento y en medio del dolor lucharon cuidándose entre sí.
“Fueron 75 días de incertidumbre y angustia porque no sabíamos cómo iba a actuar el virus”.Recuerda que comenzó a sentir dolores de cabeza, estornudos, fiebre, escalofríos, tos, dolor de garganta, pero luego vino lo peor, la respiración le faltaba y sentía que se ahogaba.
A los días perdió el olfato y el gusto. Hoy pide a las personas no discriminar al prójimo e implora que cumplan con las medidas. “La enfermedad me ha llevado a amigos, conocidos y familiares. Esto no es juego”, dice la publicista de 28 años. “Protejamos a nuestras familias”, recomienda.
Denis hernández: “4 días después de dar negativo comenzó un sangrado intestinal”
Salió en su carro a un hospital privado, pidió que le hicieran un tac de tórax con ayuda de una conocida porque el lugar estaba lleno por la pandemia. Al ver el resultado lo refirieron al internista del área de covid, y ahí le informaron que un pulmón estaba invadido y dañado por la neumonía. Con ese diagnóstico clínico y sin PCR le confirmaron que el covid estaba ahí y que debían internarlo de inmediato.
Hernández permaneció hospitalizado nueve días, tiempo que le sirvió para avisar a sus parientes, amigos y jefes de su situación. “Recibí apoyo y mensajes de solidaridad, lo que me ayudó, pero sobre todo la fe en que Dios estaba conmigo”. El hombre recuerda que superó la enfermedad, estaba negativo y fue dado de alta, pero a los cuatro días tuvo un sangrado intestinal.
“Llamé al médico y me dijo que dejara de tomar los medicamentos porque eso no era normal. Regresé al hospital, los exámenes salieron bien, pero el sangrado no paraba por lo que me hicieron una colonoscopía. Después del examen me dijo que había pólipos que habían sido removidos”.
“El médico me dijo que si no hubiera pasado eso, en 10 años era candidato a un cáncer de colon”. Ahí entendí que Dios nunca se equivoca, que tiene que pasar algo grande en uno para darse cuenta que a la vuelta de la esquina puede haber algo peor.
orlando escoto: “Lo más duro fue permanecer boca abajo más de 10 horas”
Hoy sigue en terapia pulmonar y física para poder recuperarse del todo. Al principio fueron síntomas leves, nunca hubo tos, estornudos ni dolor de cabeza, apenas resequedad en la garganta que pensó se debían al uso constante de la mascarilla.Acudió a un doctor particular y lo medicó por una infección fuerte tras revisar su hemograma.
Luego comenzaron las fiebres arriba de 40 grados y al sentirse mal su familia llamó una ambulancia para buscar ayuda. Se trasladaron a un triaje con su esposa y ambos fueron hospitalizados. También una de sus hijas estaba contagiada, pero con síntomas leves.
“Lo más difícil era permanecer en la UCI hasta 10 horas o más boca abajo, pero con la fe en Dios que me mantenía fuerte y positivo”. “Gracias a Dios y al personal médico volví con mi familia y me sigo recuperando”, dice el periodista.
JUAN VILLANUEVA: “La oración es poderosa, tengamos fe. Yo sané”
Una noche el comerciante decayó, estaba cansado, con fiebre y vómitos. Salió de Choloma a buscar ayuda a hospitales privados de SPS, pero no logró entrar porque le pedían L80,000 solo por revisarlo. “Llegamos a una clínica, me hicieron la prueba de nuevo y di positivo. Yo ya iba con neumonía, mi corazón palpitaba. Me atendieron por emergencia y me pusieron oxígeno”.
Luego me trasladaron al Leonardo Martínez y estuve seis días interno que fueron difíciles, pero Dios comenzó a hacer los milagros y puso ángeles. Un paciente que estaba a mi lado me repetía a cada rato: “Vamos, Villanueva, tú puedes”. Cuando perdía las fuerzas le pedía a Dios y rezaba el rosario.
“La oración tiene poder y mis pulmones volvieron a la normalidad. Fui llevado luego a la unidad estabilizadora municipal donde estuve siete días. Sigo aislado y yo les digo que tengamos fe”.