Tegucigalpa, Honduras.
La actual campaña electoral que culminará con las elecciones del 26 de noviembre es inédita en diferentes aspectos, pero particularmente en cuanto al control de las millonarias inversiones a las que estaban acostumbrados a derrochar las principales instituciones políticas del país, especialmente las que han detentado el poder.
Por primera vez en la historia democrática se impusieron restricciones a los gastos de la campaña y por consiguiente los partidos políticos y sus candidatos ahora rinden cuentas de sus millonarios gastos y de las contribuciones personales y privadas que reciben, lo que se ha traducido en una disminución de la publicidad en los medios de comunicación y en las calles.
En las últimas elecciones y a esta altura del proceso ya estaba en apogeo una sistemática y contagiosa campaña en radio y televisión, sumado a una febril actividad política en las calles, que lucían tapizadas de pancartas y vallas publicitarias promocionando a los aspirantes a cargos de elección popular de todos los partidos que participaban en la contienda electoral.
Sin embargo, en estas elecciones es notoria la reducida presencia publicitaria en las principales ciudades y la escasa exposición de los candidatos en los espacios estelares de noticias y entretenimiento de los medios de comunicación social del país.
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Por primera vez los candidatos han tenido que limitar sus gastos a lo establecido en la Ley de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a Partidos Políticos y Candidatos, mejor conocida como “Ley de Política Limpia”. De acuerdo a estimaciones de publicistas en la última campaña electoral de 2013 los partidos mayoritarios gastaron un poco más de 250 millones de lempiras, sin embargo, otros organismos independientes estiman que esa cifra fue mucho mayor.
A eso se suma el enorme costo que tuvo para el Estado hondureño la organización de las elecciones primarias y generales de ese año y que en aquel momento se calculó en unos 1,586 millones de lempiras.
Este año no hay un dato específico de lo gastado en publicidad, pero cada candidato presidencial cuenta con un techo autorizado de 470 millones de lempiras con base a lo establecido en la Ley de Política Limpia, sin contar con lo autorizado a candidatos a alcaldes y diputados que varía según la carga electoral de cada municipio.
Reducción de la pauta.
Javier Franco, comisionado de la Unidad de Política Limpia, se abstuvo de proporcionar una cifra del gasto de la actual campaña electoral en vista que están preparando un primer informe que se dará a conocer seis días antes de las elecciones.
No obstante, el comisionado apuntó que los análisis realizados hasta la fecha apuntan que ha habido un “mesurado” gasto en publicidad de los diferentes candidatos.
Precisó que en las elecciones primarias, cuando todavía no estaba en vigor la Ley de Política Limpia, se registró una pauta publicitaria en algunos medios televisivos de hasta 40 millones de lempiras y actualmente no llega ni a los 10 millones. “Se trata de una reducción significativa de casi un 60%”. También ha habido una reducción en el gasto en la impresión de afiches, stickers y vallas, ya que algunas imprentas reportan que de 20,000 afiches que imprimían ahora solo están tirando 5,000 por candidato.
Franco interpretó que esto obedece a la vigencia de la Ley de Política Limpia, al hecho que hay menos dinero del narcotráfico y el crimen organizado en la campaña y a una estrategia de los candidatos de concentrar su inversión en los últimos 10 días de las elecciones.
Mario Rivera, publicista y estratega político, consideró que ha habido una merma significativa en la pauta publicitaria que obedece a las regulaciones de la Ley de Política Limpia y al hecho que los empresarios limitaron sus aportes a los partidos políticos. “Yo creo que también como hay una percepción clara de quien va a ganar a nivel presidencial y municipal, por eso lo poco que están dando lo están dirigiendo al ganador”, consideró.
Además, la figura del voto en línea para los diputados ha dado lugar a que cada aspirante limite su inversión y por eso no se ve la presencia que antes tenían los parlamentarios en los medios.