SPS urge de monitoreo inteligente y policías especializados en prevención
Romper la desigualdad, recuperar la confianza ciudadana y modernizar la seguridad son los mayores retos para convertirse en una ciudad comunitaria referente
- 25 de junio de 2025 a las 23:16 /
San Pedro Sula, Honduras.
En la San Pedro Sula del futuro, una ciudad moderna y vibrante no puede existir sin un componente esencial, la seguridad integral. La idea de que la capital industrial de Honduras sea una ciudad cosmopolita para el año 2030 exige mucho más que edificios altos y centros comerciales, requiere garantías reales de una vida digna y al menos niveles mínimos de violencia.
Las sombras de la extorsión y el homicidio, por decir algunos de los problemas estructurales que golpean a la ciudad, siguen siendo parte de una amenaza cotidiana. En muchos barrios y colonias el temor sigue reemplazando la convivencia, y la desconfianza hacia las instituciones continúa fracturando el vínculo entre la población y la autoridad.
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denuncias derivadas de actividades de extorsión recibió la Polcía en San Pedro Sula entre los años 2022 y 2024.
Los patrullajes son insuficientes, las cámaras de seguridad no han funcionado en su totalidad y el crimen organizado se ha reinventado más rápido que la respuesta del Estado. Entre los años 2022 y 2024 las constantes crisis de apagones y mal estado de cámaras de vigilancia del 911 dejaron a las principales ciudades de Honduras expuestas a la delincuencia, entre ellas San Pedro Sula.
El modelo que ya se plantea en diversas ciudades de América Latina apunta a una fórmula clara, que es seguridad comunitaria + tecnología, centros de monitoreo operando 24/7, sistemas de cámaras inteligentes con análisis en tiempo real, plataformas digitales de denuncia anónima y alianzas con vecinos, empresas, iglesias y escuelas, entre otros sectores de la sociedad civil.
Esta visión no se limita al control territorial, sino que pone el foco en la prevención social del delito a través de programas para jóvenes en riesgo, espacios públicos seguros y cuidados, empleabilidad, educación y cultura, como escudos contra la violencia.
Pese a estar bajo un estado de excepción para reducir los índices de violencia, solo durante el año pasado Honduras cerró con 2,503 homicidios, según cifras de la Secretaría de Seguridad. El departamento con mayor índice de homicidios fue Cortés, con 358, siendo San Pedro Sula el municipio más afectado, registrando 160 muertes violentas.
Construir futuro
Para el analista en seguridad ciudadana y políticas públicas, Leonardo Pineda, hablar de convertir a San Pedro Sula en una ciudad global es irreal si no se atienden los problemas estructurales que afectan a sus zonas más vulnerables.
“Tenemos un grave problema que nos impide ser una ciudad moderna, hay una desigualdad social en barrios marginales de zonas como Rivera Hernández, Chamelecón y los bordos”, declaró Pineda.
Esta desatención perpetúa la pobreza, la exclusión y la falta de acceso a salud y educación. "Si usted mira a un niño en la calle y le pregunta de dónde es, es de uno de los 16 bordos que hay en la ciudad, eso no va a lograr que haya una ciudad tan segura”, advirtió.
Los datos oficiales refuerzan este análisis. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), de la población total de San Pedro Sula, que supera los 823,000 habitantes, más de 412,000 personas viven en situación de pobreza, de ellas, 205,529 están en condiciones de pobreza relativa y 207,301 en pobreza extrema.
Esta realidad, según el analista, perpetúa los factores que alimentan la inseguridad en la ciudad. Además, subrayó la urgencia de reconstruir la confianza ciudadana en la Policía Nacional. “Hay que seguir trabajando en la confianza entre ciudadanía y Policía, sigue siendo una tarea pendiente, la gente todavía no cree en la efectividad de la Policía, aún considera que es parte del problema”, comentó.
Durante años, elementos de la Policía Nacional han estado al frente de estructuras criminales que operan impunemente en sectores de alta incidencia delictiva. Amparados en su cargo y autoridad varios de estos agentes han aprovechado su posición para sembrar terror, manipular pruebas y fabricar evidencias falsas contra civiles.
A esta problemática se suma un déficit alarmante de personal, como lo advirtió el analista Leonardo Pineda: “Si va a sectores marginales hay 120 o 130 policías para 200,000 personas, no llega ni a la media mundial, Honduras debería tener unos 35,000 policías y no llegamos ni a los 20,000”. La deficiencia de personal y logística, así como la ineficiencia de los cuerpos de inteligencia agravan el panorama.
Según antecedentes periodísticos y datos comparativos regionales, el país cuenta con aproximadamente 166 agentes policiales por cada 100,000 habitantes, la cifra más baja entre los cinco países del área centroamericana.
Ante esta carencia de recurso humano, el uso de tecnología se vuelve crucial para compensar las deficiencias operativas. En ese sentido, se señala la necesidad de fortalecer los sistemas de videovigilancia y control urbano, incrementando el número de cámaras del 911, poniéndolas a funcionar en su totalidad en ubicaciones estratégicas, mayor instalación de postas y ampliación de su capacidad.
Las ciudades con mayor control apuestan por inteligencia artificial, reconocimiento facial, monitoreo de transacciones con tarjetas de crédito y operaciones financieras atípicas.
Pineda explicó que los esfuerzos en materia de seguridad muchas veces se ven debilitados por la falta de coordinación entre los distintos niveles de gobierno, afectando seriamente las estrategias de prevención y control.
Importancia
Desde la óptica del sociólogo Jorge Alberto Larios, hablar del futuro de San Pedro Sula sin abordar la seguridad desde una visión estructural e integrada es un grave error. Se necesita un compromiso conjunto entre el gobierno municipal y el central para abordar la seguridad en San Pedro Sula de manera integral, y no de forma aislada.
Según las estadísticas, citadas por Larios, San Pedro Sula y Tegucigalpa son las ciudades con mayor índice de violencia a nivel nacional. Los esfuerzos enfocados en zonas específicas del país no han logrado detener los problemas que continúan afectando la periferia urbana de San Pedro Sula.
Mientras no se trabaje en los departamentos de interior del país, en la periferia de San Pedro Sula, la gente seguirá buscándola y con ella todo tipo de personas. "Una ciudad tan grande se presta para que puedan pasar desapercibidos muchos delincuentes, encontrando lugares donde refugiarse”, advirtió el académico, quien también resaltó la necesidad urgente de controlar los flujos migratorios internos que incrementan la presión sobre los servicios y la seguridad local.