“Papi a la Orden”, el hombre que resuelve

A sus 67 años, "Tito" Asfura enfrenta uno de los mayores retos de su carrera, que es convencer a un electorado que ya lo conoce, pero que ahora exige nuevas respuestas y un rumbo distinto para el país

  • Actualizado: 16 de noviembre de 2025 a las 22:00 -
Tegucigalpa, Honduras.

A la 1:00 de la madrugada, la esposa de un taxista capitalino llamado Jorge Fuentes marcó el número de Nasry “Tito” Asfura. Acababan de perder a un familiar y no tenían ataúd. “Él contestó de inmediato —recuerda Jorge—. Dijo que en la funeraria del pueblo no había, pero que iba a ver cómo ayudarnos”.

Minutos después, el entonces alcalde de Tegucigalpa (2014-2022) llamó personalmente para indicar dónde recoger el ataúd y ofreció un lugar para velar al fallecido, con café incluido. “Él es así —contó el taxista—, un hombre que no necesita cámaras para servir”.

Esa historia, una entre muchas, pinta el retrato más íntimo de “Papi a la orden”, el político que busca volver al primer plano con la misma imagen de siempre, la del hombre sencillo que resuelve, incluso en la madrugada.

Es empresario, político y, para muchos, un hombre de carácter simple, reservado, pero tenaz. En el Partido Nacional de Honduras (PNH) es una figura que genera adhesión y también debate, pues es símbolo de la vieja guardia para algunos, y esperanza de renovación para otros.

Sus grandes zapatos tipo “burros”, combinados con un clásico jeans y una camisa celeste de botones, se han convertido en su sello personal.

Además, usa teléfonos antiguos, como el Motorola V3i, el cual, según él, es más práctico para llamadas rápidas, además de que “su tamaño permite tener hasta tres en una sola mano”.

Fiel a su estilo, combina los celulares de sus primeras campañas con tecnología más reciente para no quedarse atrás.

Sus detractores por su parte, argumentan que es una técnica para no ser intervenido ni ser localizado.

“Es un hombre bueno —recuerda doña Yessenia Fuentes, quien trabajó con él en la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC)—, servicial y trabajador. Pero lo malo es que no tiene diplomacia; no le gusta hablar en público ni exponer sus ideas. No tiene discurso”, argumentó.

Y es que la manera de hablar de "Papi a la orden" —rápida, directa, a veces atropellada— refleja su forma de hacer las cosas. “Yo no hablo, hago”, repite con frecuencia. Es un lema que lo ha acompañado desde sus días como constructor y que intenta trasladar ahora a su discurso político.

No se le ve rodeado de lujos ni de aparatos de seguridad ostentosos. Sin embargo, amasa una fortuna que sobrepasa los 1.7 millones de dólares (unos L44.8 millones), según él mismo ha contado. Pese a ello, sostiene que su participación en política no responde a intereses económicos, sino a un compromiso con el país.

“Tenemos una responsabilidad como hondureños, nosotros no podemos solo dedicarnos a criticar”, afirmó. Aseguró que decidió involucrarse “para poner todo lo que siento y pienso, mi esfuerzo, mi trabajo y mis manos al servicio de la gente, para poder ayudar y servir”, dijo recientemente en un pódcast.

Aunque las encuestas lo colocan entre los primeros puestos, ‘Tito’ reconoce que los resultados finales definirán la elección. (Foto: Cortesía/Redes sociales)

Personalidad

Fuera del ámbito político, "Tito" es descrito como un hombre sencillo y de hábitos rigurosos. Madruga, disfruta de las tradicionales tortillas de maíz con frijoles y mantequilla —su comida favorita, según ha contado— y dedica buena parte del día a recorrer comunidades en todo el país.

Nació en Tegucigalpa el 8 de junio de 1958. "Tito" creció en el seno de una familia de inmigrantes palestinos dedicados al comercio. Sus padres fueron Juan Asfura y Gloria Zablah.

Desde joven mostró una inclinación por los negocios y por el trabajo duro. Estudió en el Instituto Católico San Francisco y comenzó la carrera de Ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), pero no la culminó.

Está casado con Lissette del Cid de Asfura, madre de sus tres hijas: Stephanie, Monique (quien le maneja las comunicaciones en la campaña electoral 2025) y Alexandra. En cada aparición pública, refleja la importancia que su familia tiene en su vida y el cariño que profesa a su esposa Lissette, a quien no duda en abrazar o besar con ternura.

A “Papi” en su familia le decían “Nasryto”, un diminutivo heredado de su padre, con quien compartía el nombre. De ese apelativo familiar nació el “Tito” que todos conocen. En el colegio, sus compañeros lo llamaban Nash, pero con los años surgiría otro nombre que marcaría su identidad pública: “Papi a la orden”.

La frase nació de manera espontánea en junio de 2004, durante su campaña para la alcaldía de Tegucigalpa. Él mismo ha relatado que, mientras supervisaba trabajos en la zona de La Vega, un taxista le gritó: “Tito, ¡qué bien lo que está haciendo!”. Sin pensarlo, le respondió “¡Qué bien, papi, ya va a ver que vamos a estar a la orden!”.

Minutos después, una volqueta que pasaba recibió la misma respuesta, y así, entre el polvo, el sudor y la cercanía con la gente, nació el lema que desde entonces se convirtió en su sello personal.

"Creo que la humildad de él es lo más valioso que tiene, lo hemos visto quebrarse por situaciones vulnerables, pero al mismo tiempo resolverlas", relató Rossy Rouse, una de las bases más longevas del Partido Nacional.

Una imagen de Nasry Asfura en su primera comunión, reflejo de sus primeros años y tradiciones familiares.

Interacción

En sus primeras campañas, Asfura mantenía una distancia calculada con los medios de comunicación. No concedía entrevistas, evitaba pronunciarse sobre temas políticos y se mostraba ajeno al bullicio de las redes sociales.

Era, en apariencia, un hombre de trabajo más que de discursos. Pero con el paso de los años, especialmente desde su primera aspiración presidencial, esa reserva comenzó a ceder.

En la contienda de 2025, el candidato luce distinto, pues baila, grita con entusiasmo en sus recorridos y hasta se suma a las tendencias de TikTok, con videos cortos recomendando incluso cuidar “la racha” —una secuencia de días consecutivos en que los usuarios intercambian mensajes o videos para mantener activa su interacción—.

También se le percibe en una faceta más distendida, participando como invitado en diversos podcasts, donde combina su estilo campechano con un discurso empático hacia la ciudadanía y mesurado frente a sus adversarios.

Contrario a otras campañas, ha participado en foros y conversatorios. Como pocas veces, ha cambiado sus burros y jeans por los trajes y zapatos formales.

Sus críticos sostienen que sus entrevistas responden a una estrategia cuidadosamente planificada, en la que las preguntas habrían sido previamente acordadas para garantizar un desarrollo controlado y evitar que el candidato enfrente situaciones incómodas o quede en evidencia ante la opinión pública.

LA PRENSA Premium intentó concretar una entrevista con Nasry Asfura a través de su equipo de comunicaciones, con el objetivo de profundizar en aspectos de su personalidad y propuestas. A pesar de múltiples gestiones realizadas durante aproximadamente un mes semanas, hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.

Propuestas

Este medio también intentó acceder al documento oficial de su plan de gobierno mediante distintos enlaces y contactos de su equipo, sin embargo, hasta mediados de noviembre fue presentado de forma pública.

“Papi a la Orden” ha declarado públicamente que su gestión se centrará en tres pilares fundamentales: empleo, salud y educación. Su propuesta se basa en un modelo descentralizado, donde los 298 alcaldes actúen como extensiones del gobierno central.

En relación con las inquietudes sobre programas vigentes del actual Gobierno —como la energía gratuita para personas de bajos recursos y la eliminación de peajes— ha manifestado que estos serán objeto de evaluación para determinar su viabilidad y sostenibilidad a largo plazo.

“'Papi' es un hombre que cuando se le plantea alguna necesidad o proyecto dice ‘si puedo o no puedo, con esto cuente’. Un hombre bien transparente en las cosas que hace que si él puede apoyar él dice sí y si no puede, no da esperanza para no engañar”, relató la reconocida dirigente del Partido Nacional y ahora candidata a diputada suplente Mercedes Saravia.

Nasry Asfura durante la presentación de su plan de gobierno.

El plan de gobierno “Juntos Vamos a Estar Bien 2026-2030” propone una visión de país sustentada en la prevención social, la creación de empleo y la gestión responsable de los recursos públicos como pilares para alcanzar el desarrollo y la seguridad ciudadana.

En el documento, Asfura plantea que la política pública y la política social deben generar sinergias capaces de producir cohesión social, trabajo y estabilidad democrática, partiendo del respeto al Estado de derecho y a la legalidad.

El plan sostiene que “la seguridad de las personas es un asunto de vida” y que los esfuerzos deben enfocarse en protegerla desde la prevención.

Para ello, propone programas comunitarios de prevención de la violencia, educación en valores y atención psicológica a jóvenes en riesgo, orientados a atacar las causas estructurales de la criminalidad.

Asimismo, plantea el fortalecimiento de las capacidades de investigación del Ministerio Público y la Policía Nacional, con capacitación en técnicas forenses y uso de tecnología avanzada.

El documento también contempla una Estrategia Nacional Anti-Extorsión, basada en inteligencia financiera, canales seguros de denuncia y protección a víctimas y testigos.

Asfura reconoce en el plan que el Estado no puede ser el principal generador de empleo, por lo que su propuesta económica se apoya en la inversión privada nacional y extranjera, dentro de un marco de seguridad jurídica y estabilidad macroeconómica.

Promete simplificar trámites, reducir la burocracia, proteger la propiedad privada y ofrecer incentivos claros a las empresas que generen empleo digno.

El documento resalta la infraestructura como “la base del desarrollo”, proponiendo la pavimentación y rehabilitación de 5,000 kilómetros de red vial principal y secundaria, la creación de un Fondo Nacional de Mantenimiento Vial, y la implementación de sistemas de gestión de pavimentos para optimizar el uso de los recursos.

En el área social, el plan propone una reforma educativa con enfoque STEAM (acrónimo en inglés para aglutina Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas), la vinculación entre el sistema educativo y el sector productivo, y programas de becas para estudiantes vulnerables.

En salud, plantea reducir la mora quirúrgica, garantizar el suministro de medicamentos y construir nueva infraestructura hospitalaria en zonas con alta demanda.

La política social se centra en reducir la pobreza mediante la ampliación de servicios básicos, el acceso a vivienda digna, programas de protección con enfoque de género y la promoción de empleo digno a través de apoyo a las MIPYMES y capacitación laboral.

Un analista cercano al Partido Nacional, que prefirió no ser citado, lo describió como “un hombre apacible, con gran devoción por el trabajo, dedicado a su familia; pero con escasas ideas sobre los problemas y las fuerzas opositoras, especialmente sobre el expresidente Manuel Zelaya.

A su juicio, Asfura es “un ingenuo que reconoce sus propias limitaciones y que admira a la gente de talento”. Sin embargo, destaca su capacidad de trabajo en equipo y resume su valoración al decir que “es el menos peor de los tres -presidenciables más fuertes- (entre Rixi Moncada y Salvador Nasralla)”.

Experiencia

Su carrera política comenzó mucho después de haberse consolidado como empresario. Propietario de compañías dedicadas a la construcción, Asfura dio sus primeros pasos en la política en la década de los noventa, como asistente de la exalcaldesa Nora Gúnera de Melgar y parte del equipo del exalcalde César Castellanos.

Su salto real llegó entre 2006 y 2010, cuando fue regidor del Distrito Central durante la gestión de Ricardo Álvarez. Desde entonces, su nombre empezó a sonar con fuerza en los círculos del poder nacionalista.

Luego, de 2010 a 2014 asumió como diputado al Congreso Nacional y también fue nombrado ministro del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS).

Después, emprendió su mayor desafío, que fue postularse como alcalde de la capital. Ganó con amplio margen (entre el 60 y 74%) y, durante sus dos períodos (2014–2022), marcó su administración con un estilo de gestión eminentemente práctico, más de “burros” y camisa que de corbata.

Durante su gestión se impulsó la construcción y remodelación de rotondas, túneles, pasos a desnivel y puentes, con el propósito de modernizar la red vial y aliviar el tráfico en la capital. Su presencia era común en las calles, supervisando obras o conduciendo maquinaria. “Yo no soy político de escritorio”, solía decir.

Su gestión alcanzó tal nivel de reconocimiento que incluso sus críticos no pudieron ignorar. Manuel Zelaya Rosales, expresidente de Honduras, llegó a afirmar públicamente que Asfura había sido “el mejor alcalde que ha tenido la capital en los últimos 100 años”.

Además, Salvador Nasralla, en su momento, aseguró en el pasado que, si los nacionalistas elegían a Asfura como candidato presidencial, él se retiraría de la contienda al reconocer su liderazgo.

Sus simpatizantes destacan su disciplina y su carácter incansable, mientras sus detractores lo acusan de hermetismo y poca apertura a la crítica.

En la alcaldía impulsó proyectos de infraestructura vial, mejoramiento de barrios y programas sociales, pero también enfrentó cuestionamientos por la falta de transparencia en la ejecución de algunos contratos.

Asfura, en su época de alcalde y regidor, siempre llevó consigo sus teléfonos antiguos como parte de su estilo práctico de trabajo.

Acusación

En 2019 fue investigado por presunto desvío de fondos durante su gestión como alcalde del Distrito Central.

El caso ganó notoriedad en 2020 con la solicitud de un antejuicio por el uso de cheques municipales para gastos personales y transferencias a cuentas privadas. Asfura defendió que se trataba de agilizar procesos, siempre reembolsados.

En 2023 enfrentó restricciones como prohibición de viajar y pago de una fianza de 22 millones de lempiras, que luego logró levantar, reafirmando su inocencia y consolidando su imagen de político centrado en el trabajo y la experiencia pública.

Este proceso también le acarreó conflictos internos en la cúpula del partido azul, bajo las acusaciones que sostuvo negociaciones con el oficialismo a cambio de librarse de un posible juicio e inhabilitación política, versión que él negó rotundamente.

Para el analista Germán Licona, estos antecedentes evidencian una situación delicada que, en su opinión, debería ser considerada antes de cualquier aspiración presidencial.

“Si bien es cierto que los mismos políticos flexibilizan las leyes para que sucedan este tipo de situaciones, esto roza lo ético y lo moral. En realidad, él no debería ser candidato por esas consideraciones.

Sin embargo, al final, es la clase política la que decide poner y quitar ‘reyes’ dentro de los partidos, lo que genera situaciones delicadas que, en un país de primer mundo, no se darían”, indicó Licona.

A pesar de los señalamientos, “Papi” fue candidato presidencial por el Partido Nacional en 2021, tras la era de Juan Orlando Hernández.

Aunque logró mantener una base sólida de votantes, la derrota ante Xiomara Castro marcó un golpe político para la estructura nacionalista, que intentaba reponerse del desgaste de doce años en el poder.

El nacionalista afirmó ue el abrazo a Xiomara Castro tras los comicios fue un gesto de caballerosidad y compromiso con Honduras.

Sin embargo, Asfura no se retiró del todo. Mantuvo silencio público durante meses, hasta reaparecer en 2024 con un discurso centrado en la reconciliación y la reconstrucción interna del partido.

“Los hondureños están cansados de las peleas, quieren soluciones”, expresó recientemente durante un diálogo universitario. Su tono fue más pausado, reflexivo, pero firme.

En este nuevo escenario político, Asfura se proyecta como el candidato pragmático que apuesta por resultados y no por discursos. Confía en que su racha ascendente y su promesa de “reunificar y levantar la moral nacionalista” le permitan reconectar con una base dispersa.

Pero sostener esa racha en un país marcado por la polarización y la desconfianza hacia la clase política será, quizás, su mayor prueba rumbo a las urnas.

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Karol Pavón
Karol Pavón
karol.pavon@laprensa.hn

Periodista de investigación con experiencia en temas de alto impacto. Máster en Márketing Estratégico, formación en análisis de datos, verificación, SEO y estrategias digitales.