Con la ayuda de ciudadanos, empresa privada e intituciones gubernamentales, se han habilitado en el país varios centros de refugio para personas afectadas por las inundaciones por el Huracán ETA y ahora Iota.
Las ayudas humanitarias han sido un ejemplo de la empatía entre los hondureños, donde personas han donado vestimentas, alimentos y medicamentos.
A pesar de que la depresión salió el jueves del territorio nacional, los daños son incalculables, el número de personas fallecidas y desaparecidas es desconocida lo que causa una consternación e indignación en las zonas más afectadas.
Las atenciones de rescate siguen en marcha, por lo que los albergues se siguen abarrotando como una solución temprana a la crisis.