“Valery podía estar con una fiebre arriba de 40 grados y nunca perdió su sonrisa”

El triunfo de la pequeña Valery Michelle Martínez Lazo sobre la leucemia. Sus dos fotos, la del antes y el ahora resumen así su triunfo sobre una enfermedad de la que cada año se diagnostican 400 nuevos casos solo en la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer.

Ambas imágenes cuentan cada una su propia historia. La del antes es un ejemplo de fortaleza y resiliencia. En ella, Valery tenía covid, y pese a sufrir intensas fiebres, ella sonreía y decía: “mami, yo estoy bien, no llorés”. La foto del después es un símbolo de su victoria sobre la leucemia.

El amor por Valery y su ejemplo de fortaleza hizo a sus papás Carlos y Bessy, su familia y toda la comunidad de Guaymas que los apoyó, resistir junto a ella la dureza de una enfermedad que es dolorosa, pero que se cura gracias a organizaciones como la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer y hospitales como el Mario Rivas y el Seguro Social.

Valery juega y sonríe sabiendo que no volverá a someterse a una quimio. Aunque sus padres son estrictos en sus cuidados de aquí en adelante, planean con amor todo lo que la niña ahora podrá disfrutar gracias a que su médula espinal libre está limpia de cáncer.

“Yo por qué voy a llorar, si es ella la que está viviendo en primer plano la enfermedad”, decía Bessy, la orgullosa mamá que ha hecho hasta lo sobrehumano junto a su esposo Carlos y su familia para hacer que hasta en los días duros, la niña viva su infancia a plenitud.

El jueves 27 de junio quedó en el calendario como motivo de fiesta para los Martínez Lazo. Fue la última quimio, y su felicidad traspasó el núcleo familiar, ya que muchísimas personas que ni los conocían compartieron con ellos su felicidad.

En la sala de oncología pediátrica del Mario Rivas, la pequeña recibió gran parte de su tratamiento. Ahí fue un día de jubilo anunciar a los felices padres que la niña tenía limpia de células cancerígenas su médula espinal.

Personal del Mario Rivas y la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer celebraron con Valery su triunfo sobre el cáncer. Fue una de esas celebraciones que quedan grabadas en el corazón.

Una más para el recuerdo. Ese vehículo lleno de globos multicolores con el rótulo: “Valery 4, hoy es mi última quimio” invadió las redes sociales y los portales noticiosos. Muchísimos compartieron la dicha de una pequeña que de grande quiere convertirse en una doctora.

En total, Valery enfrentó 108 quimioterapias y cuatro de las más fuertes, perdió el cabello en dos ocasiones y a causa de no tener su hermosa melenita negra, sufrió, ya que la llegaron a confundir con un niño.

La caída de cabello le causó tristeza, pero sus papis se las ingeniaron para que la niña no se sintiera mal. De nuevo su hermosa cabellera negra está creciendo más fuerte y saludable que nunca.

Así fue el paso de su última quimio en la sala oncológica del Mario Rivas. Valery es un milagro de vida ya que nació de ocho meses luego de que su mamá padeciera preclampsia y tuviera un embarazo altamente complicado.

Su sonrisa y sus ganas de jugar jamás desaparecieron de su hermoso rostro. Aunque es muy pequeña siempre fue consiente de lo que le sucedía y colaboraba con la toma de medicamentos.

Durante su proceso contra la leucemia, Valery tuvo dos veces covid, y pese a sufrir fiebres fuertes de hasta 40 grados nunca dejó de sonreír y de alentar con su energía a sus padres y familia.

Valery iba cada 21 días por una quimio a San Pedro Sula. Junto a su familia viven en la comunidad La 36 Guaymas que pertenece al lado norte del municipio de El Negrito, Yoro. Sus padres trabajan en Hondupalma, empresa que les ha apoyado decidida y ejemplarmente durante todo el proceso.

Fueron dos años duros para Valery, pero ya pasaron. Esos recuerdos quedaron plasmados en decenas de fotos que se le hacían a la bebé como recordatorio de lo fuerte que tuvo que ser a sus apenas dos, tres y cuatro añitos.

El hogar de los Martínez rebosa de felicidad. Ahora han alejado temores, pero están consientes de que los cuidados de la niña deben mantenerse para evitar enfermedades oportunistas que debiliten su sistema inmune.

Esa felicidad en su rostro la captó el fotoperiodista Héctor Edu cuando contaban la anécdota del día de la confirmación que el cáncer en su pequeña se había.

Valery es la niña mimada de papá y mamá. Es hija única y el centro de la familia Martínez Lazo que sueña con lo mejor y más preciado para su hermosa y valiente guerrera.

Valery quiere ser doctora cuando sea grande. El otro año entrará al kínder y podrá llevar una vida normal sin tener que estar yendo al hospital cada 21 días, como en los últimos años.

Los padres de Valery decidieron contar su historia para hacer conciencia y alertar a los padres sobre los primeros síntomas que alertan sobre el cáncer. Cuando las primeras manifestaciones se dan, el cáncer ya existe y solo queda combatirlo. La atención en esta materia es posible gracias al fortalecimiento de las unidades oncológicas de los hospitales Mario Rivas y el IHSS de San Pedro Sula.