¿Por qué la Miami hondureña lleva ese nombre?
A vista de drone, la imponente naturaleza que rodea a la Miami hondureña es un deleite. Desde abajo, el impacto del oleaje desdibuja a la pequeña aldea garífuna. ¿Pero, por qué lleva el nombre de la Ciudad Mágica de Florida?, aquí se lo contamos y le detallamos la grata experiencia que se llevará si visita esta comunidad.
- 19 abril 2024 /
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Más de 10,000 sacos han sido colocados frente al único complejo turístico de la aldea Miami. El hotel Eco Paradise tiene dos años en operaciones, pero el mar por el que se instaló ahí, ahora es su principal amenaza.
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Toda la comunidad de Miami se ha unido para intentar frenar el avance del mar, pero la naturaleza les está ganando la batalla. En un tramo de unos 300 metros lineales de costa ya se perdieron 20 metros de playa.
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Varias champas de manaca que hasta hace poco estaban en pie para recibir a los vacacionistas que disfrutaban de la belleza de las playas de Miami están en suelo. Y eso que ha habido buen clima.
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Aunque el daño se comenzó a producir hace unos seis meses, en Semana Santa los turistas visitaron la aldea. De ahí es más cerca tomar una lancha a Punta Sal, pero muchos vieron frustrado su viaje por el fuerte oleaje.
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Este es el complejo turístico de Miami, Tela. El oleaje está acercándose a la vía de acceso y con su fuerza ya logró arrancar una veintena de cocoteros. Los que están en igual riesgo, han sido protegidos con sacos.
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La Miami hondureña es hermosa. Se llama como la famosa ciudad de Florida porque sus extensas playas de arena blanca son muy parecidas. Y aunque la de Tela no tiene los enormes complejos hoteleros como la estadounidense, la enmarca la Laguna de Los Micos desde donde se aprecian los más bellos atardeceres.
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En Miami viven unas 150 personas en al menos 80 pequeñas casas, construidas casi en su totalidad, de techos de manaca y paredes de varas bambú. La comunidad no tiene electricidad ni agua potable, aunque perforan pozos cuya agua ayuda para el quehacer. Algunos vecinos tienen paneles solares.
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En Miami las playas son relativamente limpias, y aunque se encuentra basura, es en menos proporción que en playas como las de Omoa y Puerto Cortés. Por lo general son los visitantes que no suelen llevarse sus desechos de regreso.
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La población en Miami es mitad ladina y mitad garífuna donde todos conviven en armonía. La comunidad es tan pequeña que no tiene una plaza principal o los ya famosos paradores con el nombre que las representa. Su marca registrada su hermoso entorno.
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En Miami las familias se dedican a ofrecer excursiones en lancha por la laguna y tienen una pequeña guía turística muy especial. Se llama Sofi Alas y es la única niña de la comunidad. Ella ya sabe andar en cayuco y no se pierde los viajes junto a su papá.
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En Miami todos los residentes tiene una lancha o un cayuco, ya que su actividad económica principal, la pesca, depende de estas embarcaciones. La localidad es muy visitada, incluso en días de semana, pues ofrece paisajes que en pocos lugares se pueden encontrar.
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Para que la pequeña Sofi puede recibir clases todo los días es transportada en lancha hasta la comunidad de Los Cerros, a 30 minutos en lancha, ya que en Miami no tienen escuela. Incluso, el pastor José Ávila, dijo que en unos días comenzará la construcción de su nuevo templo evangélico en Los Cerros.
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Si se anima a visitar Miami, sepa que la carretera fue reparada recientemente. Para llegar a ella, toma la carretera que une a la carretera CA-13 con la comunidad garífuna de Tornabé. Al llegar al desvío para entrar a Tornabé, sigue derecho un par de cuadras y antes de llegar a Indura tomará el desvío de la izquierda.
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Una vez que tome el desvío, la primera comunidad que hallará es Barra Vieja. El mar le da la bienvenida en todo su esplendor. Sus hermosas playas se enmarcan con el movimiento incesante de las palmeras y las dunas de arena que allí se alzan con libertad. A Miami llegará en menos de 10 minutos.
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Si se anima a ir en día de semana, doña Chela como le dicen de cariño a Graciela Martínez Cayetano, siempre tiene róbalo fresco acompañado de “rice and bean” en coco, tajadas de plátano y encurtido. Su toque es inigualable, y muchos aseguran que hace la mejor sopa de mariscos de Tela.
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Las tardes son las favoritas para los visitantes de Miami. Hay muchas playas para disfrutar y algunos negocios que ofrecen sus servicios. Los restaurantes son pocos, por lo que el destino es propicio para llevar todo lo necesario para un buen asado.
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Miami es la puerta de entrada al Parque Nacional Jeannette Kawas. Esta reserva abarca una superficie de 781.62 kilómetros cuadrados y en su punto más alto tiene una altitud de 900 metros.
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Una delgada línea es la que divide al mar de la laguna Los Micos. Juntos son los ecosistemas para una enorme variedad de especies. Ahí su importancia de preservación en el marco de la legislación de Parque Nacional.
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Las tardes son las favoritas para los que visitan Miami. El final de la barra, donde el mar y la laguna de Los Micos se juntan es ideal para pescar y esperar el atardecer que desde aquí ofrece mejor vista por el lado de la laguna.
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Así es la laguna de Los Micos desde el aire. Es un lugar apacible, lleno de aves migratorias, manglares, lagartos y muchísimas maravillas naturales por descubrir.