Tenía aproximadamente 56 años, era médico y prestaba sus servicios en un centro de atención de San Pedro Sula o del Distrito Central.
Lo anterior representa el perfil promedio del profesional de la salud cuya vida se apagó en el último año como consecuencia de la pandemia de covid-19, un héroe anónimo caído en la lucha contra el terrible virus que azota a Honduras desde marzo de 2020.
Al estar en la primera línea de batalla contra el virus, el personal de salud se encuentra mucho más expuesto que la población en general a un posible contagio.
A pesar de las estrictas normas de bioseguridad que el personal sanitario debe observar, la protección no está garantizada y solo se necesita un pequeño y quizá imperceptible descuido para terminar contagiado.
Médicos, las víctimas más frecuentes
Datos recopilados por la Secretaría de Salud muestran que entre finales de marzo de 2020 y finales de mayo de 2021, más de un centenar de trabajadores de la salud (105, para ser precisos) han fallecido como consecuencia de contagios por covid-19 en el desempeño de su labor.
No muy lejos vienen las enfermeras, que en el mismo período reportan el fallecimiento de 32 de ellas, equivalentes al 30% del personal sanitario fallecido.
El análisis de los datos sugiere que, geográficamente hablando, las muertes entre el personal médico siguen el mismo patrón de comportamiento que entre la población general, registrándose el mayor número de víctimas en los departamentos de Francisco Morazán y Cortés, los dos principales focos del virus en Honduras, los que, entre ambos, suman 68 fallecimientos, es decir, el 64.7% de las muertes.
La covid-19 parece afectar con mayor frecuencia a los hombres, pues más de la mitas de los fallecimientos registrados (54%) corresponde a personas de sexo másculino.
Para el personal médico, los primeros meses de la pandemia fueron los más difíciles. Entre finales de marzo, cuando se produjo la primera muerte en el país, hasta finales de julio, el personal de salud registró hasta 40 fallecimientos.
Este comportamiento, enmarcado en la primera ola de contagios, coincide con el momento en que la alta incidencia de casos, llevó hasta el límite las capacidades del sistema hospitalario público.
Por desgracia, no todos ponen en práctica estas medidas y como consecuencia, más de 242,000 hondureños se han infectado de coronavirus, lo que ha provocado al menos unas 6,400 muertes, lo que incluye al personal médico que atiende a los enfermos.
Esa es también la razón por la cual los trabajadores de la salud de primera línea estuvieron entre los primeros en ser vacunados una vez que inició la campaña.
Es llamado la población, una vez más, es a prevenir el contagio. A menor cantidad de casos, menos exposición del personal médico y menos muertes que lamentar.