17/05/2025
10:18 AM

San Miguel de Tegucigalpa

El pasado veintinueve Tegucigalpa estuvo de fiesta. La celebración en honor a San Miguel Arcángel, patrono de la Villa que lleva su nombre y bajo cuya protección fue fundada y construida, sirvió para que los que nacieron en esta ciudad y los que nos hemos afincado en ella, nos vistiéramos también de fiesta.

    El pasado veintinueve Tegucigalpa estuvo de fiesta. La celebración en honor a San Miguel Arcángel, patrono de la Villa que lleva su nombre y bajo cuya protección fue fundada y construida, sirvió para que los que nacieron en esta ciudad y los que nos hemos afincado en ella, nos vistiéramos también de fiesta.

    La tarde del sábado la capital volvió a ser la íntima Tegucigalpa que todavía en la década de los ochenta se dejaba recorrer en su centro histórico que, a la vez, se dejaba disfrutar palmo a palmo.

    Después del mediodía el Santo Patrono recorrió en andas las estrechas calles del casco colonial. Tal y como ha acostumbrado suceder los días veintinueve de septiembre desde que se tiene memoria histórica, un breve pero fuerte aguacero ha bañado a la ciudad. San Miguel ha entrado empapado a su catedral, pero nunca solo, acompañado de un nutrido grupo de devotos, su espada, aquella misma que ha derrotado al demonio, ha desafiado la lluvia y se ha mantenido vigilante ante el pueblo que lo seguía fiel y alegremente.

    Ya dentro de la catedral se le ha ofrecido un concierto de música popular que seguramente ha disfrutado rodeado de los fieles que por ciento le han pedido mientras tanto todo tipo de favores.

    Al final del concierto uno de los obispos auxiliares de la Archidiócesis, Monseñor Juan José Pineda Fasquelle, le ha suplicado su intercesión y le ha pedido ayuda para nuestra lucha por la justicia, por la paz, por el desarrollo y por las familias. Mi mujer y yo, acompañados de nuestros seis hijos nos hemos atrevido a más, nos hemos robado un minuto del obispo y le hemos pedido una bendición especial sobre nuestra familia, bendición que él amablemente nos ha dado en ese día de fiesta principal para la capital.

    La calle peatonal, hoy Paseo Liquidámbar, estaba atestada de gente disfrutando su feria. Como no se podía hacer desde principios de la década pasada, la multitud caminaba tranquilamente mientras disfrutaba de algo que los tegucigalpenses han disfrutado siempre, comerse un cono mientras caminaban por su recuperada ciudad. En proceso de restauración, la catedral de San Miguele preside siempre imponente la plaza central. Yo procuro detenerme unos segundos ante ella cada vez que paso a su frente. No deja nunca de conmoverme la frase que está escrita sobre el arco de la puerta principal: 'Arcángel San Miguel, ven en auxilio de este pueblo que te ha sido encomendado'. Que así sea.