De tanto en tanto uno se topa con una noticia esperanzadora, que le hace pensar que Latinoamérica, o por lo menos una parte de Latinoamérica, tiene por delante un gran porvenir.
Así me sentí en estos días cuando, en una entrevista al ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alejandro Foxley, me enteré de la reciente decisión chilena de crear un fondo de $6 mil millones para enviar a 6,500 estudiantes chilenos por año al exterior para cursar estudios de posgrado en universidades estadounidenses, europeas y australianas. Los estudiantes recibirán becas completas, que se pagarán con los intereses anuales del fondo gubernamental.
Para un país relativamente pequeño de 16.4 millones de habitantes, esto equivale a una exportación masiva de sus mejores cerebros con la esperanza de que algunos regresen al país con mayor capacidad tecnológica, mejores contactos internacionales y nuevas ideas que ayuden a Chile a diversificar sus exportaciones.Hasta hace apenas tres años, el gobierno chileno otorgaba tan sólo 170 becas anuales para estudios de posgrado en el extranjero.
Con el nuevo fondo, el número de becas de posgrado en el exterior aumentará a 1,000 este año, a 2,500 el año próximo y a 6,500 para el 2012.
La mayoría de las becas se destinará a estudios de posgrado de ingeniería, ciencia y tecnología, las áreas clave para ayudar a que el país produzca exportaciones más sofisticadas y mejor cotizadas en el mercado internacional.
'Si Chile quiere crecer más rápido, no podemos seguir exportando solamente cobre, celulosa y salmones', me dijo Foxley. 'Necesitamos crear nuevos productos. Necesitamos que toda una nueva generación de estudiantes, o la mayor parte que podamos, se exponga a la economía global'.
El nuevo Fondo Bicentenario de Capital Humano será creado con el superávit procedente de las exportaciones del cobre, cuyos precios al igual que otras materias primas han subido enormemente en los últimos años. El fondo será colocado en bancos del extranjero para impedir que el dinero entre a Chile y pueda crear presiones inflacionarias.
Además, el nuevo fondo, anunciado por la presidenta Michelle Bachelet el 21 de mayo en su informe anual al país financiará las becas de 2,000 jóvenes técnicos a fin de que realicen cursos en los colegios terciarios comunitarios de Estados Unidos y de otros países industrializados, y también contratará a 100 científicos internacionales para enseñar en las universidades regionales de Chile.
¿No temen una fuga masiva de cerebros?, le pregunté a Foxley, señalando que muchos de los 6,500 estudiantes que cursarán estudios de posgrado en Estados Unidos y en Europa posiblemente no regresen al país.
'No nos importa que no vuelvan a Chile inmediatamente', dijo Foxley. 'Si uno mira lo que ha estado pasando en India, verá que muchos ingenieros indios se han quedado durante 10 años trabajando en Estados Unidos y luego han vuelto a su país para establecer nuevas empresas. Tenemos que pensar a largo plazo'.
Patricio Navia, un profesor de la Universidad Diego Portales y de la Universidad de Nueva York, dice que el fondo es una gran iniciativa, cuyo éxito no está garantizado.
Mi opinión: es cierto que el éxito del plan no está garantizado. En el 2003, Chile anunció que se convertiría en la primera nación latinoamericana que adoptaba el inglés como idioma de enseñanza obligatoria para todos los escolares a partir del quinto grado, y los chilenos todavía están esperando a que eso ocurra. Según funcionarios oficiales, todavía no hay suficientes maestros de inglés para implementarlo.
Pero esta vez el dinero ya está disponible, y hay varias razones para pensar que el nuevo fondo es una buena noticia. Primero, es maravilloso que Chile use su superávit de exportaciones para financiar la educación y la innovación porque ésa es la mejor manera de convertirse en un país del Primer Mundo.
En segundo lugar, me parece fantástico que se concentren en la ingeniería, la ciencia y la tecnología porque ésas son las carreras que, tal como lo han demostrado China e India, contribuyen más a que un país pueda producir bienes de mayor valor agregado. En tercer lugar, es una excelente idea que el fondo sea depositado en el exterior, lejos de las turbulencias económicas y políticas internas. Entre tantas noticias que le hacen a uno a veces perder las esperanzas sobre la modernización de América Latina, ésta es una que le hace a uno recobrar la fe en el futuro de la región.