14/12/2025
07:58 PM

Himnos nacionales

A mí me gustan las cosas que vibren, ¡que vibren!, especialmente refiriéndose al canto de amor de un pueblo hacia la tierra que lo vio nacer. En casi su totalidad, los himnos nacionales comienzan con una exaltación a la Patria, a su pueblo. El más clásico es La Marsellesa: 'Marchemos hijos de la Patria, que ha llegado el día de la gloria'.

    A mí me gustan las cosas que vibren, ¡que vibren!, especialmente refiriéndose al canto de amor de un pueblo hacia la tierra que lo vio nacer. En casi su totalidad, los himnos nacionales comienzan con una exaltación a la Patria, a su pueblo. El más clásico es La Marsellesa: 'Marchemos hijos de la Patria, que ha llegado el día de la gloria'.

    Más adelante hay un estribillo que dice: '¡A las armas, ciudadanos! ¡Formad vuestros batallones! Marchemos, marchemos'. El Himno de Egipto comienza: 'Bilady, bilady, bilady', que significa 'Mi tierra, mi tierra, mi tierra'. '¡Guatemala feliz…! Que tus aras no profane jamás el verdugo'. En el coro se canta: 'Nuestros padres lucharon un día, encendido en patrio ardimiento, y lograron sin choque sangriento, colocarte en un trono de amor...'.

    El de Costa Rica comienza: 'Noble patria, tu hermosa bandera expresión de tu vida nos da; bajo el límpido azul de tu cielo, blanca y pura descansa la paz'. Termina de esta forma: '¡Vivan siempre el trabajo y la paz!', y los ticos hacen honor a esta estrofa. El de El Salvador dice: 'Saludemos la Patria orgullosos, de hijos suyos podernos llamar y juremos la vida animosos. Sin descanso su bien consagrar'. Chile tuvo dos versiones de su himno, la última adoptó la música del compositor español Ramón Carnicer. Hubo sería resistencia popular, pero al final se impuso la nueva versión que comienza con la letra de Andrés Bello: 'Dulce Patria, recibe los votos con que Chile, en tus aras juró...'; en la segunda estrofa se canta: 'Ha cesado la lucha sangrienta, ya es hermano el que ayer fue invasor'. El Himno de Perú comienza de esta forma: 'Somos libres, seámoslo siempre y antes niegue sus luces el sol, que faltemos al voto solemne que la patria al Eterno elevó'.

    El Himno de la Argentina: 'Sean eternos los laureles que supimos conquistar; coronados de gloria vivamos. Oíd inmortales el grito sagrado: ¡libertad, libertad, libertad!'. El Himno del Ecuador dice: 'Salve, Oh patria. ¡Mil veces Oh Patria!'.

    Tenía en Chile a un compañero venezolano que de extremo a extremo en los corredores de la universidad me gritaba: '¡Gloria al bravo pueblo!'. Hasta que descubrí que así comenzaba el himno de los venezolanos y termina: 'Compatriotas fieles, la fuerza es la unión'. Y así son todos los himnos: sus primeras palabras es de reverencia a la Patria, a su pueblo. En Nicaragua cambiaron su himno a mediados del siglo XX, no es de dudar que hubo reacción, pero ahora le ganan a cualquiera con un himno moderno de sólo dos estrofas: '¡Salve a ti Nicaragua! En tu suelo ya no ruge la voz del cañón ni se tiñe con sangre de hermanos, tu glorioso pendón bicolor'. La segunda estrofa es: 'Brille hermosa la paz en tu cielo, nada empañe tu gloria inmortal que el trabajo es tu digno laurel y el honor es tu enseña triunfal'. Oiga cómo los nicaragüenses cantan con pasión su nuevo himno.

    En Estados Unidos el símbolo mas reverenciado por sus ciudadanos es su bandera. Existe un monumento impresionante: al ganar la Segunda Guerra Mundial contra los japoneses, cuatro soldados alzan y clavan su bandera en Iwa Jima. La fotografía dio vuelta al mundo y el fotógrafo ganó el premio Pulitzer.

    Hay quienes dicen que otras cosas hay que cambiar, pero sin el cultivo de valores, ¿cómo podemos cambiar?

    Todos los himnos hablan de valores, la paz, la solidaridad, el trabajo, el optimismo, la esperanza, pero nada de eso menciona nuestro himno, no vibra, no estimula.

    Hay quienes se quejan de que la música es alemana, ¡bendito Dios!, lo que le da vida a nuestro himno son los aires marciales prusianos y es la música la que se ha metido en nuestro corazón. Don Alejandro Rivera Hernández visitó Chile mientras yo estudiaba allá; él era muy descriptivo para escribir y relataba cómo en la solemne ceremonia, cuando empezaron a ejecutar el Himno Nacional nuestro, yo no dejé de llorar. Lo hacía con mucho sentimiento, pues había estado alejada de mi tierra por largo tiempo.

    La primera versión del himno mexicano fue musicalizada por el austríaco Henry Herz, en la última versión terminó con la música del catalán Jaime Numó.

    Los himnos que se sometieron a concurso, en su mayoría, fueron extranjeros, que terminaron ganando. Alguien me dijo que el Himno de Egipto se inspira en la música de 'La Boheme', de Puccini, y es uno de los más bellos. Si al apacible himno hondureño le ponemos música autóctona, le restamos la poca fuerza que ya tiene.

    De los tres emblemas nuestros la Bandera es la más bella, sobria y solidaria con los países centroamericanos. Yo respeto el Escudo, pero no me gusta, está sobrecargado. Pareciera que salió de un concurso escolar, donde cada quien dibujo su pichinguito. Debiera ser cambiado, pero los conservadores dirán: '¡No! ¡Está precioso!'. En cuanto el himno, el argumento es que lo cantaron nuestros abuelos, nuestros padres y nuestros nietos. Igual, sucedería con un nuevo himno, lo cantarán muchas generaciones, porque en la vida del humano todo es perecedero, finito. Los tiempos cambian y nosotros, con ellos.