18/04/2024
10:50 AM

Voluntarios

    Hay de todo en la viña del Señor, es la expresión popular, pero en el día a día la maldad parece ganar terreno, generando un pesimismo que hunde nuestra sociedad en estadísticas y gráficas en las que lo negativo suplanta lo mucho, admirable y ejemplar que, sin ruido, pero con plena entrega está cerca y muy eficaz proyecta solidaridad con quienes en verdad más lo necesitan. En estos últimos días del año, el segundo de la pandemia, resaltamos el voluntariado, la voluntad operativa, no solo sentimental, para dar respuestas oportunas a los más necesitados.

    LA PRENSA dedicó la semana pasada al voluntariado su espacio estelar en reconocimiento y gratitud sincera a esos “héroes” que luchan día a día por el bienestar de los demás, de niños, ancianos, enfermos, de madres de familia, de animales, etc. Donde haya una necesidad que se puede atender dando de sí, la decisión positiva y voluntaria marca esas nobles vidas proyectadas y realizadas en el bienestar de los otros.

    El trabajo periodístico presenta con nombre y apellido el voluntariado en nuestro país, que es mucho más numeroso que el que aparece en las páginas, pero en ellas se puede ver ampliamente representada la opción ética originada en una libre elección. El voluntariado se afianza en la libre elección, fuerte interés y entera satisfacción por hacer más que decir, actuar más que prometer y hasta compartir en esas existencias en el filo de la supervivencia.

    Una muestra, no única pero sí sumamente representativa, es la entrega anual del Premio Quetglas por la Fundación de las Obras Sociales Vicentinas en homenaje a ese voluntariado de entrega concreta y real. “Esta es una motivación para que muchas personas continúen impulsando el voluntariado porque en lo pequeño se va construyendo una realidad nueva y diferente”, reconoce el presidente de Osovi.

    El reconocimiento a los voluntarios está dirigida a las instituciones, a todos aquellos individuos que con gran interés en el prójimo y desinterés personal hacen de la solidaridad diaria el altar desde el que ofrecer y santificar la existencia. Su eficacia se sostiene en la organización, pues su meta es mejorar la calidad de vida de las personas. La improvisación no cabe en las directrices del voluntariado.

    Diez personas, rostros significativos, del voluntariado plasmaron en el diario el optimismo por su trabajo, frente al negativismo asfixiante que proyecta nuestra sociedad. Son más los buenos, es el dicho popular, aunque de los menos vienen el ruido y los escándalos.