Resulta que la estructura presupuestaria viaja con el maestro, es decir, es una asignación para la persona, no para el grupo o equipo necesario en el desarrollo de las labores en las aulas, de manera que el traslado del mentor deja un vacío engorroso de llenar en el ambiente burocrático, cuyas consecuencias recaen directamente en la niñez y juventud y constituye un irracional, sin razón, e inconcebible sistema.
Al conocer el número de escuelas en las que aún no se ha iniciado el curso escolar no hay otra explicación exhibida con el mayor de los descaros por los funcionarios. “En administraciones anteriores lo que ocurría es que el maestro se iba, ponía un traslado y se llevaba la estructura, es decir el código para que los maestros reciban el pago. Debido a eso hay varias escuelas en El Merendón que no tienen ninguna estructura y, por lo tanto, no pueden tener un maestro porque no existe código para pagarles”, explicó el director distrital de ese sector educativo.
Adivina, adivinador es la invitación para intentar conocer, no entender, las enormes deficiencias en el sistema educativo oficial que se originan y mantienen en leyes por medio de las cuales las asignaciones del presupuesto identifican plaza ligada a la persona que cuando “vuela” deja el nido vacío por motivos justificados o no, por lo que habrá que esperar la creación de un hueco en las cuentas de la Secretaría de Educación y eso es un desafío con muy alto muro sobre todo en el área rural.
Como en otros sectores de la administración pública las mejoras, las reformas se inician por las ramas dejando intacta la raíz, de manera que hay un presente igual o muy similar al pasado que en la cuestión educativa conlleva una situación implícita de futuro. Sin mejoras educativas reales y sostenidas empeorará la calidad de vida de los hondureños, pues las exigencias cada día son mayores para los individuos y las familias en los ámbitos social, económico y cultural.
Pero claro, los frutos visibles de la educación no abonan de inmediato la política partidista ni las aspiraciones personales de poder, pues no hay varita mágica para la transformación inmediata de la sociedad, tierra de cultivo que necesita buena semilla, atención durante su crecimiento y cuidadoso cultivo para la cosecha. Si falla lo primero o cualquier cuidado a lo largo de su crecimiento y maduración seguiremos en lo mismo, circulo vicioso al observar la relación presupuesto y educación.
En las escuelas emigra el código presupuestario, acompañando al maestro en búsqueda de ciudades o lugares más seguros dejando vacío a la espera de respuesta de la burocracia o intereses políticos. ¡Menuda tranca!