“Hay también muchas personas racistas que están muy contentas con todo lo que está aconteciendo con las personas indocumentadas”, expresa la hondureña Lily Maldonado, especialista en el tema migratorio, al analizar las consecuencias de la nefasta ley, calificada de “frontera falsa”, impulsada por el gobernador de Florida y precandidato republicano Ron DeSantis y que entrará en vigor el 1 de julio.
Recientemente dedicamos esta columna editorial a la nefasta ley destinada a la “caza” de inmigrantes indocumentados, incluso aquellos que lleguen a visitar familiares o de turistas. Y pobre de aquel que lleve en su vehículo a una persona indocumentada, se le calificará de coyote y será juzgado por delitos federal. El tema migratorio se ha convertido en caballo de la batalla electoral en boca de la autoridad de Florida, pero también del expresidente Donald Trump, que ha echado más leña a la hoguera antiinmigrante. Las secuelas de la falsa frontera o moderno estado feudal apuntan directamente a millones personas, trabajadores necesarios en áreas carente de mano de obra legal, construcción, agricultura, atención médica. “Los inmigrantes indocumentados quedan sin ingreso, sin trabajo, y los empresarios sin empleados”. Un sistema de verificación del estatus migratorio estará disponible, cuyo uso es obligatorio con advertencia de fuerte multa de incumplir la ley.
“No hay nada que sea de beneficio para una persona indocumentada más que tener algún proceso migratorio en curso”, señala la empresaria Maldonado, quien mencionó que hay esperanza de que “la revoquen, pues el control migratorio es federal, no estatal”. Claro que mientras se enreda en los tribunales el calvario de los indocumentado aumentará y la desesperación de los empresarios puede llegar a lo alto. Habrá una situación de quién aguanta más. Lo que temían millones de norteamericanos va cuajando al entrar de lleno el problema migratorio en la carrera electoral. Primero en la selección del candidato del partido y posteriormente en las elecciones generales, de manera que muchos electores serán motivados, aún aquellos con el ombligo enterrado en estas tierras o en otras más lejanas desde donde llegaron sus antepasados.
Ley es ley, pero también hay que dejar las palabras y pasar a hechos que beneficien a la población más desatendida de manera que el gozar de cierta calidad de vida les haga desistir de emprender la ruta hacia el norte. Muy ostensiblemente y con amplia sonrisa en el rostro en los encuentros al más alto nivel se hizo gala de la repetida expresión “responsabilidad compartida”. Hoy ha desaparecido y ha sido suplantada por muro, por draconianas leyes dizque en defensa de la seguridad nacional. Así lo entienden el gobernador de Florida y el expresidente Trump dispuesto a seguir echando leña al fuego del radicalismo, la intolerancia y la discriminación.
