Siempre es necesario recordar a los miles de personas que se alistan -aprovechando el feriado de la Semana Mayor- a desplazarse a distintos puntos de la geografía patria, bien para visitar familiares viviendo en otros departamentos, bien para concurrir a sitios turísticos: playas, balnearios, parques nacionales, la necesidad y obligación de adoptar todo tipo de medidas de seguridad -de sus personas y sus bienes- con el propósito de garantizar que el viajar resultará no solamente una grata experiencia, pero también sin incidentes ni percances que lamentar, sea en el trayecto o en el sitio al cual visitarán. Todo preparativo de viaje implica aprovisionarse adecuadamente de alimentos, medicamentos, agua, dinero. Si los veraneantes se desplazan en sus propios vehículos, verificar el correcto estado mecánico del automóvil, dotado de repuestos básicos por si ocurre algún desperfecto en el trayecto. De igual manera, los propietarios de autobuses deben haber sometido a previa inspección por parte de las autoridades sus unidades.
El abstenerse de la ingesta de alcohol durante el trayecto, el conducir a velocidad moderada, con descansos a lo largo de la ruta para recuperar energías y no viajar en horas
nocturnas constituyen algunas recomendaciones básicas, de carácter preventivo, que posibilitan la integridad física tanto del conductor como de sus pasajeros.
El colaborar oportunamente con el personal policial, de bomberos, socorristas, contribuye decisivamente y por igual, tanto a ellos como a los propios viajeros, acatando sus instrucciones y recomendaciones, lo que evitará accidentes de diverso tipo, actuando con respeto y gratitud hacia ellos, recordando que mientras nosotros nos recreamos, ellos y ellas permanecen prestos a protegernos y auxiliarnos, sacrificando esos días para cumplir con su deber: servir y proteger.
Los accidentes vehiculares van en constante alza, con trágico saldo de víctimas.
Si actuamos con la debida cautela, seguramente las estadísticas de fallecidos y heridos irán en descenso y no en alza.
Pero para ello se requiere la colaboración de motoristas y peatones por igual. Los propietarios de ganado deben cerciorarse de que sus semovientes se encuentren en sus corrales y potreros, sin conducirlos a las carreteras, hoy más saturadas que en cualquier otra fecha.
Deseamos que esta Semana Mayor transcurra en paz, sin tragedias que pueden y deben ser evitadas si actuamos de manera inteligente, prudente y sensata, tanto por nuestra propia seguridad como por la del prójimo.
