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Porque llegó Navidad

  • Actualizado: 23 diciembre 2015 /

Encontramos en el relato bíblico la fecha del nacimiento del Mesías.

    “Y sucedió que mientras ellos estaban allí se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada”, (Lucas 2, 6-7).

    Así de sencillo es presentado el hecho, el relato continuado incluye otros personaje a través de los cuales nos llegaron palabras eternas, ignoradas, pero que siguen resonando a la espera de respuestas para felicidad de todas las personas.

    Lo que no encontramos en el relato bíblico es la fecha del nacimiento del Mesías, lo cual no significa que carezca de sentido la tradición de la medianoche de hoy en la que, desde pequeños, escuchamos hasta una hora exacta. No hay tal, aunque desde los primeros siglos del cristianismo los fieles seleccionaron la fecha porque comprendieron las palabras del Maestro “Yo soy la luz del mundo”.

    El pueblo romano celebraba en estas fechas el culto al sol, pues en el hemisferio norte se iniciaba el camino hacia el día con mayor luz solar del año, en junio. Para eliminar el culto idolátrico, los cristianos iniciaron las festividades de la natalidad, el nacimiento de Jesús, consolidadas con tradiciones populares en la Edad Media.

    La Navidad es una fiesta religiosa en peligro, ciertamente, puesto que los signos que ofrece la sociedad, las presiones del mercado y la pérdida de valores de la amistad y familia se hallan lejanos al mensaje primero, transmitido por generaciones y representado en la cultura de los pueblos: canto, comidas, cohetes, visitas.

    En los templos, las celebraciones litúrgicas adquieren un aire más alegre tras las cuatro semanas de preparación. Es la conclusión que en síntesis proyectan la respuesta a la ansiedad e inquietud de las personas: “Yo he venido a que tengan vida y la tengan en abundancia”.

    Es Navidad, tiempo de nostalgia y recuerdo, de fortalecimiento de los lazos en el hogar como en aquella unidad familiar de paso en el pueblo de Belén. Siglos después, la espera por la estrella y la voz de esperanza sigue viva, pues el desaliento y la angustia siguen martillando con la pobreza, odio, corrupción, impunidad, intolerancia e incomprensión.

    Hay mucha literatura y casi toda ella de nostalgia, de llamado al hogar, del amor y de la ternura, pese a la expresiones egoístas y muchas veces inhumanas y desalmadas que nos rodean.
    Caminante sin hogar ven a mi casa esta noche
    que mañana Dios dirá.


    Caminante, caminante deja tu alforja llenar caminante, caminante porque llegó Navidad...
    Tú que escuchas mi mensaje haz en tu casa un altar deja el odio y ven conmigo porque llegó Navidad. (Cantautor José Luis Perales)