28/03/2024
12:08 AM

No solo el verano

    En el campo miran hacia el horizonte y con incierta esperanza hablan de la llegada de las lluvias necesarias para el cultivo. En la Empresa Nacional de Energía Eléctrica han asumido esta misma actitud con el agravante de que instalaciones y equipos quedaron congelados profundizando así las secuelas del verano en el que la oferta de energía no puede suplir la demanda o, lo que es lo mismo, cortes o apagones, situaciones similares, los primeros programados, los segundos sorpresivos y más numerosos.

    Hablar del calor es recordar la incapacidad de antes y su aumento ahora, puesto que las altas temperaturas no debieran ser sorpresa. Por ello, más que justificar nefastas situaciones en el verano hay que dirigir la mirada hacia el equipo de la empresa, su mantenimiento y su sustitución, pues “los transformadores están llegando al límite”, advierten en fuente oficial. No faltará quien arguya escasez de recursos y con “optimismo” conceda cinco o diez años más de vida.

    Y así habrá que seguir de crisis en crisis de manera que la agenda oficial se halla repleta de emergencias y de reclamos de la población que caen en oídos sordos. Hay suficientes fuentes de energía en el país, pero su manejo ha generado un deterioro tal que para la atención de la demanda se ha echado mano del mercado eléctrico regional. La capacidad de generación supera con holgura la necesidad.

    Como en la fábula veremos quién le pone el cascabel al gato porque hay presiones internas y externas para mantener la empresa en una carrera de desgaste y aprovechar la oportunidad de compras y contratos sin exigencias de transparencia y rendimiento de cuentas. Al final el apagón no es solo en la industria y viviendas, sino en la administración y desempeño de la empresa como consecuencia directa de la intervención sectaria de todos los gobiernos y exigencias de los empleados.

    Hace más de dos décadas concluyó el proyecto Siete Ciudades mediante el cual se multiplicó la potencia de la energía en aquellas zonas con mayor demanda y mayor potencial de expansión, pero desde entonces “no hubo inversión ni en ampliación ni en repotenciación de las líneas de distribución” lo que nos ha conducido a la crítica situación que nos hace exclamar: ¿Cuándo terminará?

    Como consuelo sonó en los oídos la promesa de un plan de inversiones para ampliar la capacidad de una docena de subestaciones, así como la construcción de tres nuevas, en el centro de San Pedro Sula, ya se trabaja en ella, Calpules y Choloma. Con la inteligencia y agilidad que exige la emergencia ojalá no tarde la respuesta para terminar con los apagones y reducir al máximo los cortes.