06/12/2025
06:33 PM

Maltrato animal

    La decisión del alcalde sampedrano Roberto Contreras de confiscar los caballos que utilizan los carreteros para traslado de desechos sólidos, lo que ha motivado la protesta de ellos, ignorando que existe la prohibición que circulen por las calles de la ciudad, ha evidenciado la crueldad que somos capaces de inferir no solo a otros seres humanos, pero también a los animales, en los que descargamos nuestras frustraciones y rencores, cual si ellos fueron los causantes de tales estados de ánimo.

    También ocurre que abandonamos a nuestras mascotas, cuando ya no contamos con capacidad económica suficiente para alimentarlas, quedando estas a la intemperie, expuestas a sufrir hambre, enfermedades, accidentes y todo tipo de maltratos en las calles.

    En otros países, las mascotas abandonadas por sus dueños son recogidas por la municipalidad, protegidas y donadas a personas que desean adoptarlas.

    En los animales domésticos debemos ver fieles y leales acompañantes que nos protegen, en tanto con los salvajes guardar un prudente distanciamiento para evitar ataques intempestivos.

    Incluso entre los perros, tal el caso de los pitbulls y doberman, se pueden, súbitamente esperar reacciones inesperadas, agresivas, con resultados fatales, como el ocurrido hace unos días en la capital hondureña donde uno de estos animales desconoció, atacó y mató a su amo.

    Estos acontecimiento deben llamarnos a la reflexión y a empujar campañas de educación encaminadas a que inculquemos en la niñez el respeto a Natura, a los seres vivos, a la fauna y flora.

    Los niños y las niñas de hoy serán los ciudadanos del futuro y deben poseer valores morales y éticos, comprometidos con su país y sus compatriotas.

    Que ya hayan descartado los afanes depredadores de los adultos y, por el contrario, posean una sólida conciencia ambientalista de interacción armoniosa con la Madre Tierra y las distintas especies que la habitan.

    Nuestro planeta, de forma acelerada, lo estamos contaminando, depredando; distintos animales se encuentran en vías de extinción o ya desaparecieron.

    Corresponde, entonces a las nuevas generaciones, revertir el actual proceso de auto destrucción acelerada a que esta condenada la humanidad de no poner un alto al suicidio colectivo.

    E insistimos, esos cambios que hoy demandamos solo los alcanzaremos con un lento pero sostenido proceso de educación en estos temas a nuestros niños y niñas, en todos los ámbitos de su vida: escuela, hogar, comunidad.