26/01/2025
01:22 AM

Los migrantes

    En los últimos años las graves necesidades internas y los peligros e inseguridad de cruzar la frontera sur de la Unión Americana obligan a miles de migrantes a poner su ilusión al otro lado del océano, España, puerta para el ingreso en la Unión Europea por cuyos países se accede sin dificultad una vez logrado llegar a la península Ibérica con la facilidad de no precisar visa, aunque sí cumplir otras condiciones.

    LA PRENSA ha presentado recientemente el número de hondureños que viven en la península, las regiones donde se han ido asentando, las oficinas consulares y los documentos que suelen pedir los funcionarios de aduanas antes de colocar el sello en el pasaporte. Es un estudio muy ilustrativo que debiera llamar la atención puntual y ágil del personal de la Cancillería, pues son cerca de 135,000 compatriotas que precisan y tienen derecho de los servicios en los consulados ubicados en Madrid, Barcelona y Valencia.

    También en ellos, como últimamente se ha denunciado en algunas oficinas diplomáticas de Estados Unidos, los trámites no es que sean engorrosos, sino que el sistema de cita, manejado interiormente, es aprovechado para concederlas a muy largo plazo, lo que hace que en el “mercado negro”, cerca de la oficina consular haya quienes logran “ablandar” la espera y lo que se dijo de seis meses, un año o el sistema deteriorado abra paso para dos o tres días.

    En Barcelona y Madrid viven más de la mitad de los compatriotas, pero más significativa es la cantidad que ha llegado a Girona, provincia al norte de Cataluña, cuya atracción son lazos familiares, de amistad o vecindario de modo que al llegar no se enfrentan a lo desconocido, pues hay quien los esperan y, aunque sea temporalmente, los acogen como en familia.

    El éxodo masivo, particularmente de jóvenes, radica en el progresivo y acelerado deterioro de la calidad de vida en nuestro país, dicho, en síntesis, supervivencia existencial. Pues en el tema de violencia no es necesario apuntar particularidad, pues llega hasta los lugares más remotos y si a ello sumamos la escasez de empleo tenemos los dos detonantes más fuertes para incrementar la migración externa. Este fenómeno social no es de la consideración de funcionarios y políticos pese a ser la mayor fuente de divisas a través de las remesas. No es capricho, en la mayoría de los casos salir del país, sino urgencia personal o familiar.

    Los consulados y todo su personal debieran ser esa primera línea efectiva en beneficio real, no publicitario ni burocrático, de los miles de compatriotas en España que necesitan enrolarse para adquirir el nuevo documento de identidad, renovar pasaportes, inscribir hijos y otros trámites para los que muchos han de hacer largos y costosos viajes.