A un poco más de un año del inicio de la invasión rusa, no existen señales de que el conflicto bélico llegue a su fin, por el contrario, con la posibilidad de una expansión, ya que ambas partes aguardan el fin del invierno para lanzar ofensivas que permitan romper el actual estancamiento y alcanzar el triunfo y el fin de esta guerra de desgaste que ha provocado en doce meses miles de víctimas, tanto militares como civiles, afectando no solo a las dos naciones, también al resto del mundo, con procesos inflacionarios, alzas en los precios de alimentos, fertilizantes, combustibles y bajo o nulo crecimiento económico, amén del impacto social especialmente en las naciones tercermundistas.
La expansión territorial rusa data desde el siglo XVIII con la conquista de tierras en el este y sur: Siberia, el Cáucaso, y en el siglo XX con el ataque a Finlandia (1939-1940) en el occidente, además de instalar gobiernos prosoviéticos en las naciones de Europa del Este a partir de 1945, fundando la alianza llamada Pacto de Varsovia para contraponerla a la creación de la Otan por iniciativa estadounidense.
Hoy, Rusia ocupa 18% del territorio ucraniano, incluyendo la península de Crimea, pero su objetivo es anexarse casi el 25%, para lo cual Putin ha lanzado una ofensiva que destruye instalaciones civiles: escuelas, hospitales, viviendas, además de infraestructura; adicionalmente, ha reforzado el Ejército con nuevos reclutamientos y el pago de bandas mercenarias, en tanto Ucrania busca recuperar la totalidad de sus territorios. Para tal fin cuenta con ventas y donaciones de armamentos por parte de Estados Unidos y la mayoría de países de Europa, que ya experimentan los recortes presupuestarios en programas sociales. Por cuánto tiempo más durará esa alianza tácita por parte de Washington y sus aliados en respaldo y solidaridad con la causa ucraniana sin involucrarse directamente, es la pregunta clave.
Por su parte, Rusia recibe el apoyo de Bielorrusia, China, Corea del Norte, Irán, a quienes vende petróleo y gas, lo que le permite, hasta ahora, financiar los costos de la guerra y sobrellevar las sanciones impuestas por Washington y sus aliados.
A estas alturas, el obtener una victoria total es un objetivo inalcanzable, por lo que procede que las partes se sienten para iniciar negociaciones conducentes al cese el fuego para, eventualmente, alcanzar una paz duradera que debe comprometer a Rusia a devolver la totalidad de los territorios ucranianos conquistados, y a Estados Unidos y sus aliados cesar en la expansión de la Otan hacia el este, acción que, de acuerdo a Putin, obligó a su país a romper el cerco impuesto e invadir a Ucrania. La diplomacia debe reemplazar a la fuerza bruta.
