Así ha concluido el destacado economista Mauricio Díaz Burdett, coordinador del Fosdeh, sin fines de lucro, que periódicamente elabora documentos relativos a aspectos puntuales de nuestra realidad, como un aporte académico de valioso contenido, respaldado por análisis y cifras estadísticas.
En efecto, ese mal está profundamente enraizado en nuestro país, agravado por el narcotráfico en acelerada expansión, presente en la política y los partidos políticos, en los poderes estatales y sus diversas instituciones, en ONG, penetrando, manipulando e infectando el tejido social con su poder y financiamientos, a tal punto que se percibe con una mezcla de admiración y naturalidad el involucramiento de altos funcionarios en violaciones a la Constitución Política y leyes secundarias, falsificación de resultados electorales, lavado de activos, extorsión, escándalos, comisión de delitos, encubrimientos de delincuentes, enriquecimiento ilícito, obstaculización de la justicia, delitos ambientales, saqueo de fondos públicos, todo amparado por la impunidad y las distintas modalidades de blindaje.
El Estado de derecho, cada vez más frágil, es deliberadamente socavado desde el interior por parte de redes corruptas infiltradas en órganos decisorios, civiles y castrenses.
La nación hondureña está sumida en crisis permanente, cada vez más debilitada, empobrecida, con la pérdida de su ética y moralidad, sumida en la impotencia, frustración, desencanto, incertidumbre, parálisis, optando por abandonar su patria e intentar una nueva vida en tierras lejanas y ajenas, cuyas puertas de acceso están cada vez más herméticamente cerradas.
La población crecientemente reducida en sus medios de vida, enferma, indefensa ante la violencia, inseguridad, carencia de oportunidades, lo que contrasta con el enriquecimiento súbito de funcionarios, oficiales, legisladores, magistrados. Y aquellos ciudadanos que se atreven a investigar y denunciar públicamente hechos dolosos son agredidos, acosados, vistos como enemigos del “status quo”.
Algo similar sucede con los medios masivos de comunicación y los periodistas que no se doblegan ante sobornos ni ante atentados contra ellos y sus familiares. Por tal actitud valiente, firme, consecuente, varios han perdido la vida violentamente, sin haberse esclarecido la participación de los autores intelectuales en tales hechos.
Al declarar extinguido el tratado de extradición con los Estados Unidos de América y no renovarlo se fortalece a los narcotraficantes y políticos, al igual que al impedir de hecho el arribo de la Cicih.
Ya, previamente, en el anterior Congreso Nacional, los diputados reformaron el Código Penal para suavizar las sanciones contra los corruptos y vetaron la continuidad de la permanencia de la Maccih. Nuevamente, Honduras quedará fuera de los beneficios concedidos por la Cuenta del Milenio, debido a que los índices de corrupción continúan elevados, sin percibirse un esfuerzo oficial, frontal y decidido para cuando menos reducirlos.