La conmemoración más que celebración del Día del Médico evidenció una vez más la crisis y los enormes obstáculos de los profesionales jóvenes de la medicina para alcanzar la especialidad deseada y necesitada con urgencia en “el país, que tiene un déficit de 80% en las especialidades médicas”, señaló el doctor Carlos Umaña. Numerosos son los déficits identificados en la vida nacional, pero los del campo de salud, como los de educación, duelen mucho más porque cercenan el futuro.
Como en otro de los graves desafíos, el de la construcción de las represas para salvar el valle de Sula, en el campo de la salud la escasez de medicamentos en los hospitales, reflejada en el “no hay”, la tardanza en el pago del personal sanitario y el poco personal para atender la creciente demanda originada en el aumento de la población y en la escalada de la pobreza acaparan un mínimo de atención que no llega a los problemas de fondo.
La formación de especialistas en las distintas ramas de la medicina “va en retroceso”, sin que haya muestra alguna de rectificación para crear esperanzas y gozar de amaneceres, aludiendo a la canción del grupo Mocedades. Hemos agotado los esfuerzos en seguir confiando y la noche es mucho más larga y no hay quien vigile.
“Tenemos el recurso humano y hay cuatro hospitales que reúnen las condiciones para que se abran unas 20 especialidades más, lo que se necesita es la voluntad y el dinero”, señaló el doctor Umaña. Al identificar el dinero y la voluntad no descubrió el médico el agua caliente, ya que los funcionarios de todos los colores primero analizan el pelaje político y la rentabilidad proselitista para después esparcir aires mesiánicos.
El galeno señaló que la falta de voluntad mantiene en contagio a las tres instituciones que velan o debieran hacerlo por la salud de los hondureños: la Secretaría de Salud, el Instituto Hondureño de Seguridad Social y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Con visión a mediano y largo plazo irían disminuyendo ese descomunal déficit de médicos especialistas, la mayoría de los cuales ha tenido que salir del país para estudiar.
Víctimas de la ruta obstruida son miles de jóvenes sin empleo y sin oportunidad de seguir estudiando en Honduras o en otros países. El intento, por ejemplo, en España, enfrenta una evaluación especial que no siempre pasan los médicos. Así como en el Congreso surgen iniciativas para proporcionar recursos dizque para apoyar las comunidades, un fondo rotativo para ayudar en los estudios con plazos adecuados, finalizar la especialización y devolver lo prestado será más beneficioso para el pueblo hondureño. Por soñar no se paga...