20/03/2025
12:05 PM

Inercia gubernamental

    La división prevaleciente en el partido político actualmente presidiendo los destinos de la nación, sus disputas internas que incluso llegan a enfrentamientos físicos y verbales por la obtención y consolidación de cuotas de feudos burocráticos, ha conducido a un virtual inmovilismo, en el que meramente se administra la creciente y severa crisis generalizada en salud, empleo, inversiones, escasez de divisas, alza de precios de la canasta básica, infraestructura, energía eléctrica, seguridad, contracción en las exportaciones e incremento en las importaciones, acelerado endeudamiento público, que genera descontentos y frustraciones colectivas, y un notorio clima de ingobernabilidad, nepotismo, secretividad, con un gobierno en el que el considerado por muchos el poder tras el trono, el consorte y asesor presidencial, prioriza consideraciones ideológicas a las pragmáticas, en perjuicio de las relaciones diplomáticas con países tradicionalmente amigos y aliados del nuestro. Lejos de fortalecer tales vínculos de mutua conveniencia y provecho se busca debilitarlos, pasando por alto el refrán popular de que “más vale viejo conocido que nuevo por conocer”. Se carece de coordinación funcional entre distintas dependencias estatales, lo que provoca duplicidad de funciones, derroche de recursos, disputas a lo interno del aparato burocrático.

    Pese a que experimentamos crisis sanitarias, incrementadas por fenómenos naturales, la actividad política va en ascenso, cuando la misma debería estar congelada mientras no se logre ejercer control efectivo que permita superar la presente coyuntura que pone a prueba la capacidad de respuesta efectiva gubernamental.

    Lejos de convocar a todas las fuerzas vivas para la forja de alianzas cooperativas, se les margina y discrimina, con altas dosis de arrogancia, prepotencia, sectarismo, lo que divide en vez de sumar. El necesario diálogo sincero y directo es reemplazado por el monólogo y la imposición de la verdad única, con visión a la vez estrecha y miope de la realidad. Se carece de una visión de estadista en la que el bien común sea la prioridad, con el objetivo de fortalecer y no debilitar la cohesión e integración social, requisito fundamental para hacer frente a múltiples retos y desafíos que nos agobian y debilitan más y más.

    La múltiple problemática que recae sobre Honduras se torna más y más compleja, por lo que resulta inadmisible que se continúe, por una parte con conflictos internos al interior del gobierno, y, por otra, con despidos masivos de personal profesional y auxiliar calificado, meramente por consideraciones de filiación partidaria.