17/12/2025
10:25 AM

Historia por escribir

    Una profunda sensación de alivio invadió el ambiente nacional con la elección, juramentación y selección de la presidenta del Poder Judicial, terminando así la jornada de numerosas especulaciones, de idas y venidas de dirigentes de partidos políticos y largas sesiones de jefes de bancada. Por fin hubo decisión en el Congreso y aunque hay quien señala perdedores y ganadores, esto habrá de calibrarlo a medida que vayamos conociendo el desempeño de los quince magistrados en la Corte Suprema de Justicia.

    El ambiente de naturaleza política en que se mueven los intereses partidarios de los diputados no da para mucho más en contraposición a la labor desarrollada por la Junta Nominadora en la que sobresalió la meritocracia y no la afiliación partidista, de manera que el único padrinazgo fue el resultado de las pruebas con las que fueron calificados los aspirantes. Un amplio y justo reconocimiento ha sido presentado en distintas estancias hacia quienes, aguantando presiones desde todas las esquinas, cumplieron con la presentación de la nómina, acreditando calificaciones, al Congreso.

    Ahora ya la historia está por escribirse en estos próximos siete años con la esperanza de no quejarse del pasado que debe ser superado en calidad y cantidad, tanto por la rectitud en la administración de la justicia como en la disminución de la mora en los tribunales puesto que justicia tardía, no es justicia. Y así, al final de la jornada habrá un único vencedor o perdedor, el pueblo hondureño que necesita mayor confianza en las instituciones del Estado y exige credibilidad en las decisiones de los gobernantes.

    Que la decisión de los diputados pudo ser mejor, no hay duda, pero ya se ha dado un gran paso al no dejar la mayoría en manos del partido en el poder. Claro que la independencia se irá labrando con el comportamiento profesional y ético de cada magistrado no ligando su labor en la Corte al partido patrocinador. Si se produce el despojo del partidismo en cada una de sus actuaciones se habrá dado un gran y necesario paso en la independencia del Poder Judicial que, si con anterioridad no se logró, no es justificación ni explicación para no hacerlo en los siete años venideros.

    Esa necesaria independencia se logrará en la medida en que la ley sea el centro y la luz no las insinuaciones, mandatos o claras imposiciones desde los otros dos poderes del Estado. Este es el descomunal y gigantesco desafío que los quince magistrados han asumido tanto por los casos que lleguen a las salas como al nombramiento de profesionales probos y comprometidos solo en la impartición de justicia que debe ser acompañada de la labor eficaz, pronta y oportuna de los demás operadores de justicia.