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Foro mundial

  • 20 septiembre 2017 /

    El mayor foro anual de la diplomacia internacional, en el que participan más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno, quedó abierto ayer al inaugurarse la Asamblea General de la ONU en la que la retórica, la mayoría de las veces vacía, irá desarrollando una agenda cuyo atractivo cada año es la presencia, por primera vez, de alguna de las personalidades cuyo compromiso o responsabilidad mundial atrae el interés con respaldo de uno y el rechazo de otros. Como en tantos y tantos encuentros de alto nivel los contactos bilaterales, acordados con anticipación, presentan mayores oportunidades para abordar temas particulares.

    El ambiente está enrarecido no solo por el desafío nuclear de Corea del Norte, la inestabilidad en Oriente Medio, el acuerdo nuclear con Irán, el éxodo migratorio, la pobreza y la exclusión, sino también por la velada amenaza de reducción de los recursos que para el secretario general Antonio Guterres crearía “un problema irresoluble”. “Ningún Estado miembro debería cargar de manera desproporcionada con la responsabilidad ni militar ni financieramente”, dijo el titular de la Casa Blanca quien advirtió: “Menos burocracia”.

    Nada nuevo ni sorprendente invención realizó el presidente Trump, puesto que las evidencias de la inoperancia, en las crisis más grave, son más que abundante con el derecho al veto de las grandes potencias quedando la mayoría de las veces en resoluciones, declaraciones o simplemente advertencias sin más poder vinculante que el eco de las palabras en el Consejo de Seguridad o el discurso en la Asamblea General. Sin embargo, durante décadas, hablando o gritando quizás no quieran entenderse, pero se han evitado catástrofes como aquellas dos en la primera mitad del siglo pasado.

    Ha comenzado la Asamblea General y Honduras llevará al mayor podio mundial su visión de los problemas internos, los esfuerzos por el progreso, la inclusión y la seguridad junto a otros temas de relevancia internacional como la migración y el cambio climático, cuyos efectos en nuestro país inciden directamente en la calidad de vida de los hondureños y en el fortalecimiento institucional.

    El ágora, como denominaban los griegos al espacio libre para la exposición, debate y discusión de los asuntos públicos, recibe a las delegaciones internacionales para que, civilizadamente, por medio de las palabras no de las armas, busquen y hallen soluciones a los problemas de los que todos los países son parte, pero también solución.