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El petróleo

  • 09 marzo 2020 /

    Si sigue cayendo la demanda, los precios van para abajo, en una espiral de la que aún no se conoce su final, pues a juzgar por los protagonistas del mercado existen fuertes estrategias de posicionamiento que obstaculizan y llegan a impedir el poder, la manipulación de la oferta, con menor suministro del producto para alzar la cotización.

    Esta es la situación del petróleo, cuyo precio está marcado por la participación en el mercado de grandes productores, Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita, los dos últimos miembros enfrentados en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep).

    El grupo petrolero, con inmenso poder hace unas décadas, fracasó en su propuesta de implementar recortes adicionales de producción, de manera que hicieran posible el empuje de los precios, que han caído en estos primeros meses del año en más de un 30%. “Desde el 1 de abril, nadie tiene la obligación de recortar la producción”, fue la reacción del Gobierno de Moscú a la sugerencia de la reunión de Viena.

    Puede parecer desleal la posición del Kremlin, pero echando cuentas en Moscú la prioridad es no perder e, incluso, ganar mercado, que logrará con precios cercanos a los 42 dólares, mientras que la economía y el presupuesto de Arabia Saudita, antaño la potencia petrolera, necesita algo más de 80 dólares. Si a ello sumamos la producción de Estados Unidos, la mayor del mercado petrolero, se comprende la ansiedad de la administración Putin para ganar mercado al ser más competitivo por precio menor, aprovechando los efectos de la crisis sanitaria.

    Los analistas señalan que en los próximos meses veremos los precios más bajos del petróleo en veinte años, lo que, sin duda, ya abre una fuerte pugna por su exportación, condicionada a una fuerte menor demanda por la contracción económica mundial, cuya primera consecuencia es la ya iniciada caída de precios. Los recortes de la Opep han ido dando grandes impulsos a la producción norteamericana, que encuentra mucho campo libre para el aumento en los beneficios de las empresas.

    Los presagios sobre la profundidad del hundimiento de los precios del petróleo no aparecen aún y, cada día, es más frecuente y reiterada la pregunta: ¿cuándo se detendrá la caída? Para nuestro país, importador neto de productos derivados del petróleo, es un alivio, pues habrá un reflejo positivo en la balanza comercial, aunque las secuelas de la economía mundial representan el lado negativo, con disminución de la expansión económica, recesión y amenaza de contracción.