20/12/2025
11:05 PM

El árbol de los problemas

Redacción.

El carpintero concluyó otro día de trabajo. Como era fin de semana, decidió invitar a un amigo a beber algo en su casa.

Al llegar, antes de entrar, el carpintero se detuvo durante algunos minutos, en silencio, delante de un árbol que había en su jardín. A continuación, tocó sus ramas con las dos manos.

Inmediatamente, su rostro cambió. Entró en casa sonriendo, fue recibido por su mujer e hijos, contó historias, y salió a beber con su amigo en el porche.

Desde allí, podían ver el árbol. Sin conseguir controlar su curiosidad, el amigo le preguntó por lo que había hecho antes.

—¡Ah! Este es el árbol de mis problemas —respondió—. Sé que no puedo evitar tener disgustos en mi trabajo, pero estas preocupaciones son mías, y no pertenecen ni a mi esposa ni a mis hijos.

»Por lo tanto, cuando llego aquí cuelgo mis problemas en las ramas de ese árbol. Al día siguiente, antes de ir al trabajo, los recojo de nuevo.

»Lo más curioso, de todas formas, es que cuando salgo por las mañanas y voy a buscarlos, algunos ya no están allí, y otros parecen mucho menos pesados que la noche anterior».

Siempre vale la pena pagar para ver

La lectora Soraia envía la siguiente historia, que piensa que fue publicada en el New York Times. Yo tengo mis dudas, pero como siempre he pensado que vale la pena pagar para ver, decidí transcribirla aquí:

Una persona puso el siguiente anuncio en el periódico The New York Times: Vendo Mercedes Benz, poquísimo uso, negro, turbo. Precio US$ 85,00; Tratar con Carolinne, tlf.: xxxxxxxxx

Quienes leyeron el anuncio pensaron que, por un error gráfico, en lugar de 85,000 dólares habían imprimido apenas 85. Otros pensaron que sería algún tipo de broma, y acabaron no llamando.

Hasta que Joseph Smith, en su ingenuidad, decidió llamar a Carolinne y esta le confirmó el precio. Quiso saber si era algún accesorio, o una miniatura, y la mujer le dijo que no, que se trataba del propio automóvil.

A toda velocidad Joseph corrió a la casa de Carolinne con los 85 dólares y —para su espanto— allí estaba el Mercedes, lindo y reluciente en el garaje.

Después de haber pagado, y ya con el recibo en las manos, preguntó:

—Señora, hemos cerrado el negocio y el coche es ahora mío, pero, ¿por qué lo ha vendido tan barato?

—Bien, ocurre que mi marido falleció recientemente. En su testamento, pidió que el coche fuese vendido, y que el valor obtenido fuese destinado a Anny, su secretaria. Como siempre sospeché que era su amante, yo, como su albacea, estoy cumpliendo su última voluntad, pero a mi manera.

Breve historia de la medicina

500 d.C. – Ven aquí, y come esta raíz.

1000 d.C. – Esta raíz es cosa de ateos. Reza esta oración al Dios que está en los cielos.

1792 d.C. – Dios no está en los cielos; quien reina es la razón. Ven aquí y bebe esta poción.

1917 d.C. – Esta poción es para engañar al oprimido. Sugiero que tomes este comprimido.

1960 d.C. – Este comprimido es antiguo y exótico. Ha llegado el momento de tomar antibióticos.

1998 d.C. – Los antibióticos te dejan débil e infeliz. He aquí el más nuevo tratamiento: come esta raíz.