A las puertas del nuevo año cafetalero hay optimismo en el ciclo anual, pero el precio internacional, las dificultades derivadas de los fenómenos naturales y los problemas de escasez de cortadores abren un paréntesis para miles y miles de familias hondureñas que tienen en sus cultivos un patrimonio de generaciones, afectado por condiciones externas y exigencias internas no siempre favorables a los caficultores.
Octubre marca la señal para el corte del grano tanto en zonas montañosas como en bajas alturas con calidad cada vez superior, pues en los últimos años, aumentando la cantidad, el esfuerzo se ha enfocado en el mejoramiento de la calidad siendo así mayor la acogida en los mercados mundiales y obteniendo reconocimiento en las presentaciones y concursos internacionales con beneficios para los caficultores.
Pero no todo tiene un color bonito, pues hay tormenta en el horizonte, cifrada especialmente en la falta de personal para cosechar el grano, pues el clamor de los cafetaleros para atraer cortadores no es escuchado en el ámbito nacional y son, precisamente desde los países vecinos de donde llegan con el inconveniente de que mayoritariamente quedan en las zonas fronterizas, cerca a sus lugares de origen.
En los últimos años ha aparecido un fenómeno muy extraño en el campo calificado de industrialización. “Hay una persona que es quien maneja a los cortadores y es con esa persona con quien se negocia y es quien paga al final”.
En este microcosmo de la producción cafetalera es prioridad hallar soluciones de manera que, en el origen de la cadena, el productor, reciba mayores beneficios que lleguen también al consumidor final.
Recientemente nos hacíamos eco de una publicación de un diario español cuyo titular es más que significativo: “Café a precio de caviar”.
En la economía de mercado quien pueda y quiera pagarlo tiene abierta la elección y mientras haya quien, por lucirse, por apariencias sociales o por el motivo que sea, el negocio es negocio y las ganancias son ganancias.
No es intención satanizar, pero sí poner de relieve la estratosféricas diferencias entre el punto de partida, producción, y la meta de llegada, consumo. Hay intermediarios en la cadena, el gran peso determinante, pero alejado de las fincas.
Hay optimismo en la actual cosecha que ha superado en un 14% a la anterior lo cual abre el camino para la próxima que está por iniciar. Sin embargo, el comportamiento de los precios sigue preocupando pues a mayor venta, menor ingreso.
El valor de las exportaciones del grano disminuyó significativamente, pese al incremento del 15% en las exportaciones. Es fuerte el poder en la cadena de manera que las estrategias de compra y acaparamiento marcan las reservas en las bodegas de las empresas internacionales.