En más de medio siglo acompañando a los hondureños en cada amanecer, desde el sistema offset y la autoedición, el diario ha asumido con responsabilidad la adaptación eficiente a las modernas formas de comunicación sin fronteras, sin limitaciones y sin distancias. Todo en conjugación, ayer y hoy, del espíritu con visión de los fundadores, el respaldo de los colaboradores y la adquisición y uso del más moderno equipo para redacción, edición y producción.
Como señalaba recientemente una joven y experimentada periodista, las informaciones de LA PRENSA están dotadas de un valor agregado, gracias al profesionalismo de sus comunicadores, que marca la significativa diferencia en el hogar y en el quiosco al recibir u ofrecer el ejemplar de cada día, ya que la carrera por la primicia, la información carente de reflexión por aumentar seguidores o el uso de lenguaje provocativo degrada la comunicación y se entrega de lleno a las exigencias de un mercado cada vez menos pensante.
Más allá de la historia contenida en las páginas o en los espacios digitales, el decano del diarismo nacional ha aceptado, con la responsabilidad y ética, el desafío y se ha introducido de lleno en el mundo de la tecnología sin caer en un periodismo a la carrera, en un medio de información en el que el sensacionalismo se respalda en fake news como ardid político, comercial o de broma. El respeto hacia las personas, la seriedad en el tratamiento de la información y la hidalguía para reconocer méritos se han consolidado con el cotidiano esfuerzo en la práctica de los valores éticos y morales.
Las épocas difíciles, también ahora, nos comprometen al tratamiento íntegro y objetivo de la información, así como a la presentación de una opinión moderada pero inflexible con las lacras de la , impunidad y narcotráfico a fin de otear y alcanzar horizontes de convivencia, paz, justicia, por los que, durante más de medio siglo, ha levantado bandera y lo seguirá haciendo el decano del diarismo nacional.