Con ese título, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), conjuntamente con la Corporación Municipal de San Pedro Sula, publicaron un plan local tendiente a apoyar el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática, la promoción de la seguridad ciudadana y una cultura de paz para el periodo 2023-2028.
Ese plan incluye seis objetivos estratégicos: seguridad, justicia, transporte; vivienda, obras públicas; servicios públicos; educación, desarrollo; asistencia social; gobierno municipal con calidad.
Su operatividad se implementa mediante seis estrategias: establecer mejores sistemas de seguridad pública para satisfacer las necesidades y demandas de los ciudadanos; mejorar la capacidad de respuesta de la
Unidad de Policía Municipal; mejorar la seguridad y vialidad en el municipio; elevar la capacidad para atender contingencias naturales; vigilar el fiel cumplimiento de la Ley de Municipalidades, Plan de Arbitrios, Resoluciones y Ordenanzas.
Nuestra ciudad y los municipios aledaños experimentan una compleja gama de problemas de diverso tipo: sociales, ordenamiento urbano, disponibilidad de agua potable, violencia, empleo y subempleo, reforestación, ocupación ilegal de predios de propiedad municipal y privada, para mencionar algunos.
Su abordaje requiere del involucramiento activo tanto de las autoridades locales al igual que de las distintas fuerzas vivas: empresariales, comunitarias, integradas y coordinadas de acuerdo a temáticas específicas, haciendo acopio de los recursos humanos y materiales disponibles.
De no atenderse estas realidades que afectan nuestras vidas y las de nuestros hijos, las mismas van aumentando en su complejidad, tornando cada vez más difícil el solucionarlas.
Por ello un sentido de urgencia debe conducir a no posponer para mañana lo que debemos abordar ahora mismo, de manera efectiva, dejando atrás dilatorias totalmente injustificadas.
El objetivo final debe ser el desarrollo humano sostenible e incluyente, que nos beneficie a todas y a todos equitativamente. Por eso, tenemos que actuar y no dormir en los laureles, lo que solo perpetúa en el tiempo las problemáticas planteadas y vuelven más difícil la resolución de las mismas.