17/04/2024
07:45 AM

¡Azúcar!

    No nos referimos al particular grito de entusiasmo y victoria de la reina de la salsa, sino a la tragedia y derrota evidenciada en los desastres ocasionados por las lluvias pese a la multimillonaria inversión, mejor diremos gasto, pues de poco o nada sirvió. Los muros protectores en las riberas de los dos grandes ríos que recorren el valle de Sula han sido, certeramente calificados “de azúcar”, pues como el grano dulce en el café desaparecieron a la primera.

    Los casi 500 millones de lempiras gastados en la acumulación de tierra para tapar boquetes en los municipios de La Lima, El Progreso, Choloma, no resistieron las lluvias, no diremos tormentas tropicales y mucho menos huracanes que tuvieron este año compasión del valle de Sula. Unas lluvias de temporada fueron suficientes para evidenciar la altísima vulnerabilidad de la zona no solo como efecto del cambio climático, sino por el deterioro en la cuenca de los ríos, el azolvamiento en sus fondos y la fatal ausencia de medidas reguladoras de los cauces con represas.

    El asunto no es de hoy, tiene historia de décadas, sin que haya habido intención siquiera de echar a andar los proyectos para regular la llegada de las corrientes al valle. En esta administración y ante los desastres fue escuchado el anuncio del interés por resucitar la construcción de los embalses, mensaje que se ha venido repitiendo, pero hasta ahora más con cariz político que con visión de país.

    ¿Han buscado y encontrado los estudios realizados con financiamiento externo para agilizar los trámites o se pondrán nuevamente a medir, a observar las cuencas, a trazar líneas, a convocar reuniones e integrar comisiones para viajar al exterior o solicitar préstamos? Va a pasar un año y estamos en el limbo. Quizás el próximo remuevan archivos, analicen discos duros o se acerquen a información conservada en USB, pero no es muy probable.

    Si los burócratas siguen firmes en su dogma, “las cosas de palacio van despacio”, la población habrá de esperar con estoicismo, pero con desesperación, lo que vendrá en los próximos años, más frecuente y con mayor dureza, pues las condiciones internas y el cambio climático aceleran la llegada y el paso de los fenómenos naturales. Entre más se hable y menos se haga, entre más se tarde en iniciar las obras en las cuencas altas de los ríos mayor serán las tragedias y los desastres.

    El futuro de la población, de la inversión en las fértiles tierras del valle de Sula está condicionado a los embalses El Tablón, Jicatuyo y Los Llanitos. Por ello, menos defensas de azúcar que para nosotros es derrota y luto.