¿Hemos considerado y sacado conclusiones los hondureños de cómo se acuerpa y premia la irresponsabilidad con prórrogas, facilidades y hasta perdón, no solo el decreto de amnistía? Desde la esfera gubernamental se envía un claro mensaje: no cumpla, ya habrá tiempo y nada de multas ni recargos. Tenga su dinero y más tarde, “in extremis”, acérquese a la ventanilla y como honrado y cumplidor ciudadano cumpla con su deber tributario y salga contento porque después de varios años pagó con el dinero de hoy con un valor mucho menor que en aquellos días en que debía cumplir con impuestos, tasas u otros costos de servicios públicos.
Con aviso de que no habrá prórroga ni planes de pago, el Instituto de la Propiedad abrió el período anual del pago de matrícula de vehículos con la advertencia de la obligatoriedad de la cancelación al contado de la única cuota. Nos alegra que todos sean tratados con la misma vara, pues muchos arreglaron planes de pago, aún aquellos con vehículos destinados a la inversión, bien pasajeros de personas, bien traslados de mercancías u otros trabajos. Aquello de pobrecitos, que tienen una “carcacha”, también deben considerar como gasto corriente anual la tasa vehicular.
Si hubiera que haber excepciones o “privilegios” debiera ser al revés como muestra de complacencia y gratitud al cumplidor. A aquel que en “fondo y forma” como se dice en argot jurídico paga la tasa, aunque sea mayúscula, terciaria como en el caso de la población de San Pedro Sula la boleta presenta tres apartados: tasa vehicular, tasa municipal y contribución, eufemismo de impuesto o tasa, Siglo 21 debiera ser reconocido, aunque como dicen los motivadores “se hizo lo que se tenía que hacer” y punto.
¿Tiene vehículo? Observe el número final de su placa nueva, porque todavía según fuentes oficiales hay más de 600 mil dueños de automotores que no han reclamado la nueva identificación del auto. ¿Es posible que ni las amenazas de decomiso del auto obligue al cambio de placas? Es posible porque a los morosos desde el 2021 hacia atrás, irresponsables, se les otorgan plazos y se les aplica “amnistía” vehicular.
Es actuar con pragmatismo al utilizar el principio de menos es nada, pero se da esta anómala situación para complacer a muchos y evitar la evidente debilidad de aplicar la ley y como decían “caiga a quien caiga”. No ha cambiado mucho, aunque ahora por la necesidad de llevar recursos a las arcas del Estado la determinación sea fuerte, pero ojalá se lleve a cabo y desde arriba hacia abajo la aplicación de la ley sea el reflejo de nuevos y mejores administradores.
