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Visión 2020

  • Actualizado: 30 diciembre 2019 /

Sergio Banegas

Las doce uvas, el paseo por el vecindario con maleta en mano, brindis, degustación de exquisitos platillos, conversaciones con familia y amigos son prácticas comunes que se encuentran por doquier a la luz de la hoguera de nuestros entornos familiares.

Algunos van más allá, y pretenden por medio de ritos asegurar “buena suerte” en el nuevo año que se inicia, ¿por qué? Porque el ser humano tiene innato el deseo de ser afortunado en todo lo que hace, no importa lo bueno o malo que fueron los últimos doce meses, siempre está la esperanza que el próximo sea un año mejor con relación al anterior. Estamos despidiendo 2019: un viejo cansado de muertes, con dolor por el hambre, amargado por la pobreza, asediado de extorsiones, dilapidado por robos. Lo estamos despidiendo con la expectativa que el naciente año 2020 sea uno mejor, uno que traiga nueva visión, uno que cambie la muerte por vida, el hambre en satisfacción, la pobreza en dicha, la extorsión en paz, el robo en regalos, las mentiras en verdad y las tristezas en gozo.

Para que el año 2020 traiga una transformación y una visión perfecta debemos convertirnos en agentes de cambio, enfocados en ser los primeros en cambiar nuestra atmósfera dejando atrás el miedo, la indiferencia y la negligencia. Demos la bienvenida al año 2020: adoptemos la visión divina, con expectativa sobrenatural de ver rostros alegres, ciudadanos ganando con integridad su salario, políticos y gobernantes buscando primero el bienestar del pueblo, esposos conquistando de nuevo a sus esposas, hijos obedeciendo y honrando a sus padres, esposas respetando y honrando el sacrificio de sus maridos.

Lo mejor que podemos hacer este fin de año no es el brindis o comer las uvas, es buscar a Dios y entregarle el 2020 para tener una visión renovada de la vida; no hay uva o copa de vino que se compare al poder de Dios moviéndose sobre cada hombre y mujer que se rinde ante el Dios de la historia. ¡Feliz Año Nuevo!