13/12/2025
05:17 PM

Unas ideas para el año que comienza

Roger Martínez

Aunque, si nos ponemos un poco cínicos, podemos afirmar que la medición del tiempo en años no es más que invento humano, y que los días no hacen más que transcurrir sin que eso implique verdaderos cambios en el devenir del mundo y de los que en el vivimos, el inicio de un nuevo año no deja de ser una ocasión propicia para otear el horizonte y buscar en él oportunidades para hacer de nuestra vida y las de los demás lo más llevadera posible y en la que encontremos posibilidades reales de ser felices y de contribuir a la felicidad ajena.

Ante este recién estrenado 2024 es necesario entender que, más que formular propósitos debemos trazarnos metas. Unas metas que sean pocas, realistas, medibles y cuyo alcance podamos evaluar periódicamente.

Por supuesto, hay que considerar los posibles obstáculos y los medios que pondremos para salvarlos.

Aquí es necesario considerar que todo proceso de mejora implica esfuerzo, que realismo no significa facilísimo, que todo lo bueno cuesta y que, como tantas veces se ha dicho, para contemplar el paisaje antes hay que subir a la montaña, con el sudor y el dolor que ello contraiga.

Nunca me cansaré de repetir que la primera meta debe estar en relación directa con el ámbito familiar. No se puede aspirar a la felicidad si en casa nos sentimos desgraciados o hacemos desgraciados a los demás.

El ceño permanentemente fruncido, las malas maneras, las ironías, los gritos, la falta de entrega y de espíritu de servicio, deben combatirse a brazo partido. Una tentación a evitar es la de ser buen producto de exportación y pésimo para consumo interno. Se corre siempre el riesgo de acostumbrarnos a ser pascuas floridas en la calle y ortigas en casa. Y esto último, además de ser una injusticia pone en entredicho nuestra integridad.

Otra idea que habría que madurar es la manera de dedicar tiempo a los amigos. Pocas cosas valen tanto la pena como cultivar buenas amistades.

Hace un par de meses una de esas personas con la que hemos vivido buenas y malas me dedicó su último libro con las siguientes palabras: “Para Róger, amigo de toda la vida”. Me dio un gusto enorme, un gustazo auténtico.

Porque poner el corazón en la gente siempre paga bien. La soledad, aunque a veces se disfrute y sea necesaria, se vuelve tortura si es permanente.

Por algo los seres humanos tendemos al gregarismo. Fuimos creados para vivir en sociedad y para querernos y ayudarnos los unos a los otros.Y podría seguir. Pero, igual, cada quién deberá elaborar su propia lista, para que, en este 2024, no andemos como sonámbulos, como zombies, sino definamos puertos de arribo, un norte que oriente nuestras vidas.